De animales y de leyes

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

Juan Herrero | EFE

21 mar 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

En realidad, el hombre moderno viene teniendo una relación social con los animales desde tiempos recientes. Ahora les da vitaminas, les recoge las heces y les da conversación, pero hasta no hace mucho los perros eran pastores o guardianes, no compañeros de piso, y las serpientes se mataban porque eran culpables del pecado original —y además, venenosas—. Hay alguna literatura que cuenta esas cosas en Jack London, con Colmillo Blanco, o en el Jock de la sabana de James Percy FitzPatrick. Pero los únicos que trataron a los animales de tú a tú fueron Tarzán y Mowgli. Yo en mis años más tiernos he conocido íntimamente la vida de la manada de monos en que el niño John Clayton fue criado. Cómo su madre Kala lo protegía de su malvado padrastro Tublat. Por las páginas de los libros de Edgar Rice Burroughs desfilan los animales en su dignidad, Tantor el elefante, Sabor la leona, Sheeta la pantera... No hay paternalismo en esas historias, y los animales todavía no habían sido humanizados por Walt Disney. Lo mismo ocurre con el Libro de la Selva de Kipling, que tanto se ha narrado. Sin embargo, en Galicia las vacas dormían dentro de las casas, y en Asturias el relato de Clarín titulado Adiós, cordera contaba la despedida sentimental de dos niños a la vaca de la familia, que va en tren al matadero.

 Durante el último siglo el hombre ha ido ganado espacio en el planeta, en detrimento de las demás especies. Y yo creo que a los animales no hay que darles un código civil, sino la libertad. Como a Willy.