Por fin se acabó la huelga de los letrados de la Administración de Justicia (LAJ). Terminó la guerra, pero ahora, para muchos, empieza el verdadero problema, la paz. A partir de ya los despachos de abogados y procuradores empezarán a recibir todo tipo de resoluciones judiciales, que les impedirán que muchos días hasta puedan irse a dormir.
Para nosotros, los profesionales liberales de la Justicia, no hay derecho de huelga que valga. Nos dan un plazo de cinco días para contestar a cualquier requerimiento del juzgado y no hay disculpa que valga. O contestas, sacando el tiempo de debajo de las piedras, o incurres en una responsabilidad ante el cliente que te puede costar la carrera. ¿Es eso justo? Sin querer pecar de corporativista, creo que no. Son dos meses y pico sin apenas recibir notificaciones y ahora llegarán todas juntas, por lo que alguien tendrá que tomar cartas en el asunto y solucionar un problema inmenso para un colectivo que tan mal lo ha pasado los dos últimos meses. Y que no nos salgan con qué el mes de agosto pasa a ser hábil, y nos dejen sin vacaciones. Dicen que no será así, pero yo, como Santo Tomás, hasta que no lo vea, no lo creo. Nunca tan claro, como consecuencia de esta huelga de los Letrados de la Administración de Justicia, van a pagar justos por pecadores.