Yolanda Díaz, en las izquierdas

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

Alejandro Martínez Vélez | EUROPAPRESS

06 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

En esta nueva etapa en la izquierda del PSOE, lo que menos agrada es el empecinado papel que Pablo Iglesias juega en una formación de la que abandonó su liderazgo y que en claro seguidismo de aquellos líderes antiguos, y no solo de la izquierda, nombró «sucesora» (sic) a Yolanda Díaz. Los errores de Pablo Iglesias en el devenir político de su partido son abundantes desde que decidió asaltar los cielos sin permiso. En tales momentos y en su papel de liderazgo gallego primero, y luego desde Madrid —entre la XIII (la malograda) y la XIV (actual) legislaturas—, Yolanda Díaz mantenía un discurso muy similar en forma y tono al entonces líder de Unidas Podemos, que me desagradaba. Por lo mismo que a ella le incomoda ahora el de Iglesias y Podemos. Por altanero y de reducida capacidad autocrítica, además de algunos desacuerdos de fondo.

Ha sido necesario entretejer este Gobierno de coalición, el renombrado Frankenstein, después de la marcha extemporánea y mal explicada de Pablo Iglesias del Gobierno y de la dirección de un Podemos ya podado, para comprender las estrategias políticas de Yolanda Díaz. Unas estrategias ahormadas en su notable actuación en el Gobierno, con modos más próximos al innovador eurocomunismo de Enrico Berlinguer, o del PSUC y algunas estrategias del Partido Comunista, a lo que se añade una aproximación federal a fuerzas políticas no nacionalistas de los distintos territorios del Estado, y una vocación europeísta firme.

Este abril se inicia con la anunciada, y en algún momento dubitativa, formulación de Sumar. Donde Yolanda Díaz se ha postulado para presidir el Gobierno, con un discurso reivindicando el papel de las mujeres «sin tutelas» ni propiedad, que por primera vez en una líder política se formula públicamente, lo que me lleva a recordar las palabras de Carme Chacón, recogidas por Joana Bonet en su biografía (Chacón. La mujer que pudo gobernar), donde explicita: «Las mujeres no tememos al cambio. De hecho, ya somos el mayor agente de cambio en el mundo que se enfrenta a las barreras tradicionales».

Con esa perspectiva, Yolanda Díaz ha ido consolidando un liderazgo, sostenido en su acción de gobierno y en su lealtad al Gobierno de coalición. Un liderazgo con una visión amplia y tolerante de la sociedad, donde se ha mostrado abierta al entendimiento con el papa Francisco y su Iglesia, con el mundo sindical y con las organizaciones del tercer sector, aquella economía sin ánimo de lucro, e incluso con las patronales tradicionales. Evidenciando una clara voluntad de poder, algo que en la política —con tanto servicio público impostado— siempre hubo un afán farisaico de ocultar. Un poder que necesita de una sólida organización que lleve a comprender a las parroquias antes de conquistar los cielos, en un amplio marco de aquel republicanismo integrador, de orden, pero de un orden exigente ante la precariedad y el estado de bienestar. Una Yolanda Díaz, en las izquierdas, con intención de sumar ante las políticas de las derechas y de algunas izquierdas. Escuchemos.