En As Pontes están intentando mantener viva la memoria de lo que fue una de las mayores centrales térmicas de España, que se alimentó primero del carbón (lignito) extraído de una mina a cielo abierto situada en las proximidades de la central. El gran hueco dejado por la extracción del carbón lo ocupa un lago de considerables dimensiones.
En As Pontes están poniendo en marcha una red de pequeños museos (La Voz, 31-3) que servirán para que las nuevas generaciones conozcan la historia de la zona y se mantenga la memoria de lo que fue. Ya se ha inaugurado el primero: el Centro de la Exposición de la Maquinaria Minera de As Pontes, en el que se exponen las maquetas de diferentes tipos de vehículos y otras máquinas empleadas en la extracción del carbón: excavadoras, rotoplanas, buldóceres, etcétera.
Es muy interesante lo que están haciendo en As Pontes, pero preferiría que el museo albergase las máquinas reales (y no las maquetas) empleadas en los trabajos de extracción. Porque en ellas está el auténtico patrimonio industrial que sería necesario conservar, del mismo modo que se conserva el patrimonio cultural (iglesias, capillas, castillos, etcétera).
Me da mucha pena. Acaban de derribar la torre de refrigeración y la chimenea de la central térmica de Meirama (La Voz, 1-3) y es una pena, porque deberían quedar ahí como testigos mudos del patrimonio industrial de esa central térmica que en su día produjo electricidad.