La familia sagrada de la realeza catalana

Mariluz Ferrreiro

OPINIÓN

La familia Pujol-Ferrusola, en el año 1986
La familia Pujol-Ferrusola, en el año 1986

El documental de David Trueba «La sagrada família», en HBO, cuenta la historia de Jordi Pujol, desde que su padre le compró Banca Catalana hasta el escándalo del dinero aparecido en Andorra y su relación con el proceso independentista de Puigdemont

15 abr 2023 . Actualizado a las 20:31 h.

Hay momentos esclarecedores en la serie documental La sagrada familia, de HBO, en la que David Trueba cuenta la historia de esa realeza alternativa que son los Pujol. Y que explican muchas cosas de aquella Cataluña y de esta España. Uno de esos destellos reveladores es cómo ilustran algunos la capacidad de sacrificio de Marta Ferrusola, forjada por un padre implacable: para esquiar, el cabeza de familia obligaba a su hija a subir a pie la montaña. Ni más ni menos, que dirían Los Chichos. También se insiste en la austeridad casi legendaria de Jordi Pujol y su progenitor. Cuando Pujol y su esposa eran el poder, cenaban humildes tortillas francesas en su viejo piso de siempre. Aunque también está el detalle de que años atrás el padre de Jordi le había comprado a su primogénito varón un banco para que tuviera un instrumento financiero al servicio de sus aspiraciones políticas. Absuelto entonces, el dinero extraviado y reaparecido en Andorra volvió a explicarse como una nueva afrenta de España, aunque el honorable acabara confesando un pecado venial con el fisco. Tampoco escandalizó que, cuando el pujolismo perdió la Generalitat a manos del tripartito de Maragall, Ferrusola dijera que sentía como si estuvieran revolviendo los cajones de su casa. La historia del héroe cruje con masticarla solo un poco. Todo el mundo sabía pero nadie verbalizaba en el oasis catalán. La manzana reluciente en el cesto de las podridas. De aquellos polvos vienen los lodos de hoy. El relato. Mirando al pasado, sorprende menos que Carla Simón, cineasta bendecida por la progresía, le haga el juego al partido de Puigdemont. Al final de la lista electoral de su pueblo.