La coalición del viento: desde el Mar del Norte

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

MABEL RODRÍGUEZ

27 abr 2023 . Actualizado a las 11:13 h.

Hace apenas unos días se aprobaron los POEM, Planes de Ordenación de la Eólica Marina, que sostienen la pretensión del Ministerio de Transición Ecológica de convertir las costas españolas en la zona que albergue el 40 % de la potencia instalada en la UE. Los planes aprobados fijan las actividades que se pueden desarrollar, insistiendo en que el objetivo es «desplegar de un modo ordenado las instalaciones, eólicas en particular, con una regulación clara y previsible».

En Galicia y en otras zonas costeras españolas se han movilizado organizaciones ecologistas, pesqueras y ONG críticas con las instalaciones eólicas. Es obvio que, con cualquier intervención en el medio natural, y evidentemente con los parques eólicos marinos o terrestres, se provocan impactos ambientales y económicos. Impactos que es necesario que minimicen sus daños para evitar colisión con otros intereses. Por ello, las protestas y llamadas de atención deben ser atendidas y evaluadas, de ahí el matiz del «así non» de las organizaciones convocantes. Protestas que, con todas las salvedades, traen a la memoria aquella secuencia contra la «cuota láctea», algo que llevó años después a una gran transformación en la ganadería gallega y la producción de leche. De ahí la necesidad de analizar y evaluar las estrategias que la neutralidad climática y la autonomía energética impulsan, ahora que existen capacidades y oportunidades —tecnológicas, industriales y empresariales— para poner en valor el viento. También en Galicia,

Un valor que a nueve países del Mar del Norte les ha llevado a aprobar una estrategia de producción de energía a partir de la eólica marina, para aliviar su dependencia del gas y los productos petrolíferos sobre los que se han sostenido en los últimos cien años los avances industriales. Una dependencia insoportable de los países productores, como se ha podido constatar desde la primera gran crisis del petróleo en 1973, agravada ahora con la invasión rusa de Ucrania.

La coalición del viento del Mar del Norte, formada por nueve países desde Francia a Noruega, incluyendo Reino Unido, Irlanda, Bélgica, Países Bajos, Dinamarca y Alemania, permite poner en común unos 175.000 kilómetros de costa que se pretende convertir en el mayor parque eólico marino de Europa, incluida la construcción de una isla artificial a 45 kilómetros de Ostende para soporte del mercado eléctrico europeo, y multiplicar por cuatro los 30 gigavatios actuales producidos.

Los deseos del Gobierno español para la alternativa energética pasan por una propuesta propia de la península ibérica y de sus mares con Francia, también Italia, en consonancia con los acuerdos de construcción de un corredor de hidrógeno verde y gas entre Barcelona y Marsella, asociado a la oportunidad de desarrollar la industria de los aerogeneradores, ante la necesidad de producir energías limpias y contribuir a la neutralidad climática.