La fea

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

OPINIÓN

POOL | REUTERS

10 may 2023 . Actualizado a las 08:49 h.

Ni coronada ha conseguido librarse Camila del calificativo que la acompaña desde que saltó al ¡Hola!. La fea es ahora la reina de Inglaterra, pero su nueva posición no la ha salvado de los comentarios sobre su aspecto y su edad que ya son marca de la casa, un triste y automático repaso que se lleva perpetrando desde que la pusieron a competir con la languidez elástica de Lady Di. Es curioso que, mientras la audiencia lloraba por tener que tolerar las arrugas y los rasgos de Camila, casi nadie reparaba en las arrugas y los rasgos del, como bien se ve, bello Carlos, que, por cierto, ha vuelto a dejar constancia televisada de su encantador carácter en esa secuencia del berrinche en carroza de oro antes de ser entronizado que habrá sido apuntada en versalitas por los guionistas de The Crown. No sé si es a causa de eso que llaman sororidad, pero nunca me pareció una mujer fea Parker Bowles. Desprendía inteligencia y una actitud de mirar al frente que contrastaba con la vocación mustia de Diana. Y su afición al desaliño de la que antes, atención, la acusaban puede ser tenida hoy como un rasgo de eso que llaman body positive y olé. Han pasado varias décadas y hasta una oleada feminista desde que Camila fue objeto de la declaración de amor más sangrienta de la historia, la desconcertante «quiero ser tu támpax», aunque en aquella conversación se pronunció también la mejor frase de amor del viejo continente, «no puedo soportar una noche de domingo sin ti», que marcaba la verdadera dimensión del romance. Tantos años después, el sábado se volvía a empañar su figura con un despliegue insultante de adversativas: ya es reina pero es fea, ya es reina pero es vieja, ya es reina pero no es estilosa. O sea, que la presión sobre el físico de la mujer sigue midiéndose en pascales, reinas.