La música de la lluvia

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

XOÁN REY | EFE

13 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

En un reciente viaje a Galicia recibí, nada más llegar, el primer saludo cordial de la lluvia tras el anticipo de calor que llegó a Madrid abanderando un ensayo general del cercano verano, que se antoja mas tórrido que cálido y amenaza con una sequía general que llevará la agonía de los pantanos a abrir informativamente los telediarios.

Galicia está escapando de «la pertinaz sequía», y, aunque el clima es benigno, enfatiza la primavera con los tradicionales chubascos, aguaceros amables que incluso se agradecen. Son una cortina de agua entre la temperatura veraniega que se está colando por el país cuando mayo avanza lentamente.

Acaso la indolencia protectora de las isobaras despistadas en el anticiclón benéfico de las Azores tenga mucho que ver con el temido cambio climático que ya ha llegado y vino como siempre por la mar, y nos retrotrae a la gran sequía de 1995 que dejó, tras cuatro años de escasez pluviométrica, los pantanos a un quince por ciento de su capacidad y provocó restricciones severas en el suministro de agua, sobre todo en Andalucía, con ciudades como Sevilla con solo ocho horas de agua disponible.

Este año, nuestros pantanos están al 49 por ciento. Pero tiene que llover. Llover a cantaros, como en la vieja canción de Pablo Guerrero, o como en Main in the rain de Mike Oldfield, o en el tema clásico de los Beatles que interpretaban Rain. A mí la lluvia, que forma parte de mi memoria genética, me lleva a imaginar una balada de Mina, o una divertida canción de Gigliola Cinquetti, que me invita como Gianni Morandi (Scende la pioggia) a ver caer la lluvia.

Con alguna frecuencia recuerdo que nosotros, los gallegos, somos animales hídricos, y la lluvia, desde el orballo manso a la feroz y torrencial galerna, es la melodía sinfónica que nos arrulla y nos conmueve, empapa con su canto machadiano de agua toda nuestra melancolía.

Somos afortunados en este reino cunqueiriano de la lluvia. Ver y oír llover es disfrutar de una de nuestras bandas sonoras mas gallegas.

Ha venido a saludarme cuando llegué a mi pueblo y pude ver de nuevo la dulzura del paisaje de mayo en todo su esplendor, a través del cristal desvaído de la lluvia que filtraba, como en viejo himno de Judy Garland (Over the rainbow), la luz última de la tarde crecida.

Era la música de la lluvia la que estaba oyendo, escuchaba su melodía de primavera como de Vivaldi, era el ritmo de la lluvia que envolvía el chubasco. Cuando escampó cantaba un mirlo en mi jardín.