Juego de niños

Eduardo Riestra
eduardo riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

11 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando yo era pequeño, para jugar al fútbol o a huevo, pico, araña, lo primero que había que hacer era formar los dos equipos. Eso se conseguía avanzando pisadas en una línea imaginaria, con el talón de un zapato apoyado firmemente contra la puntera del otro para no hacer trampas. Cuando al final quedaba un hueco suficiente para el famoso monta y cabe, comenzaba el ganador eligiendo el primero de su equipo. A partir de entonces, se iban alternando los nombramientos y la cosa quedaba así equilibrada. Pero era también una manera de saber qué consideración se tenía de uno, porque no es lo mismo que te elijan de primero que de último, o, peor aún, como a Irene Montero, que no te elijan. Pero mientras se llevan a cabo los preparativos para la contienda, o durante el propio enfrentamiento, ellos estarán muy ocupados, correrán mucho, se darán ánimos, soltarán improperios, se montarán tanganas… Y, el público, llamado aquí electorado, comenzará a aburrirse. Son unos días machacones, en que uno no consigue imbuirse de la pasión que contempla, como cuando ve una telenovela turca, o que le producen vergüenza ajena, también como la citada telenovela. Entonces pierde el interés y, a lo mejor, para no volver a bajar al bar a tomarse una cerveza y una tapa de tortilla, que en las elecciones anteriores engordó tres kilos, se quedará en casa leyendo la poesía de Keats o los libros de viajes de Ciro Bayo, al que Valle Inclán llamaba Preregrino Gay en sus Luces de bohemia.