La danza macabra

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

Rodrigo Jimenez | EFE

18 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

A mí, qué quieren que les diga, me cuesta creer en los sentimientos filantrópicos de nuestros gobernantes y de los que aspiran a serlo. Lo que se ha dado en llamar vocación de servicio. También en la disposición, el voluntarismo a ultranza. Yo, yo, yo. El buen concepto que tienen de sí mismos. Como Irene Montero, que puedo citar porque me queda lejos. Alguien dejó dicho que, en política, para llegar arriba, hay que dejar algunos cadáveres por el camino. Que el político es un lobo para el político, como lo es el poeta para los poetas. Los pactos, los acuerdos, las negociaciones, como en la feria de Silleda. Pero lo que hay detrás son puestos, cargos, sueldos, prestigio social. La administración de nuestro dinero. La gente que yo conozco que tiene inquietudes filantrópicas se apunta al banco de alimentos o monta un hospital en Camerún, cosas así. El movimiento 15-M fue un experimento de laboratorio que nos enseñó cómo nace un partido. Cómo en la armonía o el fragor del asamblearismo —Grándola, vila morena—, subrepticiamente, porque no le oyen los del fondo, alguien se sube a una caja de madera, a un banco, al capó de un coche. Y los que están en el suelo contemplan pasmados el nacimiento del líder. Pero cuando lo comprenden, el líder, como una garrapata, ya está firmemente blindado creando el aparato en torno a sí. Vivimos momentos en que los partidos, para encararse con el enemigo, no tienen más que mirar a sus propios compañeros. Ha comenzado la danza macabra de las sillas musicales.