El circo político

Carlos G. Reigosa
Carlos G. Reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

Jesús Hellín | EUROPAPRESS

18 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Si la política nacional no hubiera descarrilado en alguna medida, quizá el presidente del PNV no habría subrayado que están «ante una oportunidad histórica», ni el fugado Carles Puigdemont (Junts per Catalunya) aseguraría que están ante «una ocasión de oro». Lo cual contrasta con los silencios del líder socialista Pedro Sánchez, que en realidad se ha limitado a acallar —por considerarlas inoportunas— las voces críticas de Felipe González y Alfonso Guerra y la expulsión del PSOE de Nicolás Redondo por «menosprecio al partido». Como si generando un silencio prudente todo se pudiese encarrilar sin crispaciones ni confrontaciones. Lo cual equivale a confundir la realidad con los deseos, poniéndose en manos del azar.

La realidad es que Puigdemont sueña —y lo reconoce— con una revancha en cuyo horizonte estaría una Cataluña independiente. Es un disco rayado, sí, pero quien ha ido a visitarlo en su exilio dorado ha sido la lideresa de Sumar, Yolanda Díaz. Así hemos recuperado el ruido y la confrontación. Con Sánchez prudentemente callado, como si en todo esto no hubiese nada urgente que atender. La realidad es que caminamos por una senda embrollada que es preciso despejar. Porque, de no hacerlo, podríamos encontrarnos con unos horizontes no deseados y luego difíciles de afrontar y corregir.

Lo seguro es que hay que salir del circo para apuntalar las bases de los acuerdos necesarios. Y, en caso de que este camino se enturbie, habrá que caminar por la senda legal, que es la constitucional. El resto de las negociaciones pueden tener su lugar, si no son torticeras. Pero todos debemos saber que las leyes están para ser cumplidas y no para ser manipuladas o, peor aún, aviesamente tergiversadas.

La idea de un circo con múltiples cambalacheos no debe prosperar, porque la pagaríamos cara. Y Sánchez, tantas veces locuaz, no debería convertirse en un espectador que solo espera una reelección para la que tiene casi todas las papeletas, pero que no debiera de pagar demasiado cara. Porque esto sería una magna irresponsabilidad política…, como si estuviésemos adentrándonos en una tormenta.