Damas y caballeros

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer i Balsebre MIRADAS DE TINTA

OPINIÓN

ADAM VAUGHAN | EFE

19 sep 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El maquinista de un tren de la empresa estatal London North Eastern Railway dio hace poco la bienvenida a los pasajeros con un: «Buenos días, damas y caballeros, niños y niñas…». Inmediatamente, Laurence, una persona que manifestó ser «no binaria», se ofendió mucho, lanzando un tuit de alarma e incomodidad por su falta de inclusión en el saludo.

Asombrosamente, la compañía se apresuró a contestar en las redes: «Lamento mucho ver esto, Laurence, nuestros encargados de tren no deberían utilizar un lenguaje como ese, y te agradezco que me lo hayas hecho saber. Por favor, podrías decirme en qué servicio estás y me aseguraré de que sigan siendo tan inclusivos como queremos ser».

La polémica continuó por la red y otros pasajeros que se hicieron eco del tema aseguraron que estaban a favor de la coletilla: «Viajo regularmente con ustedes y ser recibido con un alegre ‘buenos días, damas y caballeros...' no es ofensivo. Me resulta bastante agradable».

Este caso es un claro ejemplo de cómo una respetable minoría impone su criterio a la, si cabe, más respetable mayoría. Merecen todo el respeto del mundo las diferentes identidades sexuales, los veganos, los animalistas, los negacionistas, los antitaurinos y toda la amalgama de gente alternativa; el mismo respeto que merece la gente que hasta ahora es lo normal y que, estadísticamente hablando, sigue siendo una inmensa mayoría.

Imagino ir en el Talgo a Madrid escuchando por megafonía en cada parada: «Damas y caballeros, individuos no binarios, transexuales, agénero, bigénero, género fluido, pangénero, poligénero o intergénero. Niños, niñas y niñes». Y me entran ganas de tirarme en marcha en Zamora. No se ofendan, hombre o mujer, tengan en cuenta que ser una dama o un caballero no es cuestión de sexo, sino de educación.