El negocio redondo de la energía

Xosé Ameixeiras
x. ameixeiras ARA SOLIS

OPINIÓN

BASILIO BELLO

06 oct 2023 . Actualizado a las 11:54 h.

La energía no se crea ni se destruye, se transforma de unas formas en otras. El dinero, parece que tampoco. Y los kilovatios son el gran negocio de nuestros tiempos. En poco más de cinco años, Xeal dobló las ganancias de su inversión en el 2019 con la compra de las diez centrales y las dos fábricas de Ferroglobe en la Costa da Morte. Unos embalses y unas factorías que echaron sus raíces en los años postreros del siglo XIX, en 1897 concretamente. En ese tiempo se implantaron las primeras turbinas para la que sería Sociedad Española de Carburos Metálicos, que fue creciendo con el tiempo y los nuevos pantanos de los años del franquismo. La producción eléctrica estaba destinada entonces a unas fábricas que exportaban ferroaleaciones y daban trabajo a centenares de empleados. Era el gran buque insignia de la industria de la Costa da Morte y casi único establecimiento fabril en todo el occidente gallego. El río Xallas se fue llenando de saltos de agua y su cascada, única en Europa con la desembocadura de un río directo en el mar, quedó cegada. Todo en aras del empleo y el desarrollo.

Con la crisis de Carburos, llegó Juan Miguel Villar Mir, exministro del Gobierno de Arias Navarro, que acudió en auxilio del conglomerado, lo compró por un precio casi simbólico y le dio alas a las ferroaleaciones, con el ingeniero Carlos Oliete de capitán de una industria puntera y alabada en el sector, ejemplo en centros fabriles de varios continentes. Pero los herederos rara vez alcanzan el nivel de sus causantes y en esto llegó Javier López Madrid, hombre de negocios con problemas con los tribunales por las tarjetas black y otros casos bien conocidos, y, como necesitaba dinero, vendió su joya al mejor postor, el fondo TPG Sixth Street Partners.

Las centrales hidroeléctricas continuaron vinculadas a la fabricación de ferroaleaciones, pero no se establece en qué medida y la producción siderúrgica menguó en los últimos años de forma alarmante. El movimiento en las factorías de Cee y Dumbría ya no es lo que era, ni en cuantía de empleo ni en movimiento económico por el tipo de acuerdo producido en la venta de los activos de Ferroglobe a Xeal. Los conflictos laborales fueron continuos durante este tiempo y el impacto económico de los centros de trabajo en la comarca ha disminuido de forma evidente. Tanto Javier López Madrid como luego sus compradores intentaron segregar las centrales de las fábricas, pero una sentencia del Tribunal Supremo se lo ha impedido, pues las concesiones otorgadas en su día por el Gobierno de Fraga hasta el 2060 así lo indica.

Ahora llega Energo-Pro, un gigante checo de la energía, con 38 centrales eléctricas a las que sumará las diez de la Costa da Morte. Y aspira a que se lleve a cabo un nuevo proyecto para un centro de bombeo desde el embalse de Santa Uxía (O Ézaro-Dumbría) hasta el monte de A Ruña (Mazaricos). Nadie duda de la rentabilidad de las infraestructuras eléctricas para los próximos años. Sí está en entredicho el futuro de unas fábricas que en su día fueron la envidia del sector en todo el mundo.