Kamikaze Sánchez

Xosé Vázquez Gago
Xosé Gago DE REOJO

OPINIÓN

CESAR QUIAN

19 feb 2024 . Actualizado a las 15:17 h.

Ni para un brindis con sake tuvieron tiempo los mártires-candidatos del PSdeG antes de embestir con sus aviones a la señal de «agora!, agora!, agora!» —había que asumir el espíritu del aliado nacionalista—. Así lo ordenó el shogún de Ferraz, que los reforzó con toda la munición disponible en los arsenales del partido y de la Moncloa, del CIS a la televisión pública y los medios afines.

El plan era abrir unas cuantas vías de agua en el acorazado del PPdeG capitaneado por Alfonso Rueda, el maquinista que ascendió al puente de mando hace dos años, cuando su predecesor puso proa a Madrid. Los restos del naufragio debía aprovecharlos el BNG, muy movilizado en las lanchas rápidas con las que surca las redes sociales.

Sí hubo restos que rescatar al final del encontronazo, pero no los del acorazado popular. El puño y la rosa se rompió los nudillos contra el blindaje de la nave de Rueda, quizá menos pulido y brillante que en anteriores campañas, pero tanto o más hiperdenso y reconcentrado.

Pese al despliegue de medios de sus oponentes, Rueda no varió el rumbo ni cuando surgieron divergencias con sus aliados capitalinos. Sus decisiones, criticadas y puestas en duda en algunas fases de la campaña, se han visto avaladas por un resultado mejor de lo esperado.

Tras la operación kamikaze al PSdeG le espera una larga y muy complicada reconstrucción. El BNG podrá celebrar el botín que ha hecho de la debacle socialista. Pero tras haber ridiculizado a los populares, describieron su campaña de disparatada y desquiciada, y a Rueda, tachado de candidato ausente y líder accidental, cabe preguntarse ¿en qué lugar queda quién no derrota a tal inepcia?