Resurrección

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer I Balsebre EL TONEL DE DIÓGENES

OPINIÓN

O sol ilumina o Domingo de Resurrección na catedral de Ourense. 09/04/2023
O sol ilumina o Domingo de Resurrección na catedral de Ourense. 09/04/2023 Santi M. Amil

31 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

«Pasado el sábado, María Magdalena, María la de Santiago y Salomé compraron aromas para ir a embalsamarle. Y muy de madrugada, el primer día de la semana, a la salida del sol, llegaron al sepulcro. Se decían unas a otras: ‘‘¿Quién nos retirará la piedra del sepulcro?''. Levantaron la mirada y vieron que la piedra estaba ya retirada. Entraron en el sepulcro y vieron a un joven sentado en el lado derecho, vestido con una túnica blanca, y se asustaron. Pero él les dijo: ‘‘No os asustéis. Buscáis a Jesús de Nazaret, el Crucificado; ha resucitado, no está aquí…''» (Mc. 16, 1-8).

Así relata el Evangelio de San Marcos la resurrección de Cristo, fundamento de la fe de los cristianos que hoy la celebran. Con relación al hecho, hay enigmas que siguen siendo un rompecabezas teológico. ¿Cómo es posible que el grupo de cobardes e ignorantes discípulos que lo abandonaron y negaron durante su prendimiento, juicio y pasión, pudieran lograr esa conversión interior capaz de transformarlos en aguerridos apóstoles difusores de las enseñanzas del Maestro por todo el mundo, aún a costa de su martirio? ¿Por qué un hombre como Jesús, que se había mostrado tan absurdo desde el punto de vista humano y que había tenido una muerte tan miserable, llegó a ser considerado como un divino Salvador por aquellos mismos discípulos que renegaron de él? ¿Cómo consiguió esa tropa una fe tan ciega después de morir Jesús? Preguntas que siempre inquietarán a quienes lean el Nuevo Testamento.

Cabe pensar que abandonar a Jesús provocó en los discípulos un profundo remordimiento, pero la naturaleza humana hace imposible que un cobarde se transforme en un héroe. Tuvo que concurrir algún otro factor más decisivo. Lo que más temían los discípulos era que el maestro les maldijera airado desde la cruz y que exigiera a Dios su venganza.

¿Qué diría Jesús? «Cuando llegaron a sus oídos las últimas palabras pronunciadas por Jesús, les produjo un impacto demoledor». Una experiencia emocional correctiva que los dejó atónitos:«Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen» (Lc 23, 34). Esas palabras eran algo que excedía las posibilidades de una naturaleza puramente humana. Jamás habían visto que un ser humano actuase de ese modo, en toda la historia de Israel no había existido nunca, ni siquiera entre los profetas y los reyes, una persona semejante. El asombro los dejó anonadados y comenzaron a sentir que Jesús seguía a su lado: resucitó.

El acontecimiento de la «resurrección» jamás será concebible por quien no sea creyente; porque, si falta la fe, la resurrección no es más que una quimera intrínsecamente imposible.

Domingo de Resurrección entonces; saludos a los creyentes y a los que no, a comer la mona.