Ángeles Reinoso Rei:«La sociedad actual vive de espaldas a la muerte»

Fina Ulloa
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MIGUEL VILLAR

La especialista en bioética y médica del centro de salud Valle Inclán, ofreció una conferencia sobre el testamento vital

30 oct 2014 . Actualizado a las 13:00 h.

La doctora Ángeles Reinoso Rei es médica de familia y máster en bioética. De esa especialización parte su conocimiento en torno a la reglamentación y casuística del testamento vital, una herramienta que permite al paciente decidir de forma anticipada la atención sanitaria que desea recibir o no cuando llega a una fase terminal en situación de inconsciencia o con sus facultades deterioradas para comunicar sus deseos. Ayer divulgó ese conocimiento en una conferencia organizada por la Asociación de Empresarias y Profesionales de Ourense en la CEO.

—¿El testamento vital es una práctica generalizada?

—Aquí no. Ni en Ourense, ni en Galicia en general. Se hacen muy poquitos. En general salvo en Cataluña, Andalucía y País Vasco hay muy poca implantación tanto entre la sociedad como incluso entre los sanitarios que todavía no tienen la costumbre de preguntar si hay ese documento. En España hay unos 150.000 registrados oficialmente.

—¿Es por falta de información o se confunde con otras cosas?

—Falta información y a veces hay cierta confusión con el suicidio asistido. El testamento vital es otra cosa, es una serie de declaraciones de lo que tú entiendes que tiene que ser tu dignidad en esa circunstancia. Se trata de un documento en el que la persona elige, desde su libertad, cómo quiere morir, dentro del respeto por los valores de cada uno y la coherencia con ellos; y donde pones límites, veto a ciertas cosas; pero no puedes ordenar algo que vaya contra el ordenamiento jurídico o la buena práxis médica. El testamento tiene una ley que lo ampara y cada comunidad hizo su propio desarrollo en la misma dirección. Hay un registro en cada comunidad y están intercomunicados. Pero creo que el principal problema para avanzar en este asunto es la propia sociedad.

—¿Por qué?

—El perfil social en estos momentos es muy hedonista. La sociedad actual prefiere ignorar todo lo desagradable, lo esquiva. Los rituales relacionados con la muerte se pierden y a los niños no se les habla de eso. Eso provoca que la sociedad viva de espaldas a la muerte y se crea que no va a ocurrir. En realidad es una negación de lo inevitable. Pasa lo mismo con la enfermedad, con esa creencia de que la sanidad, como está tan avanzada, lo va a resolver todo. Y eso no es verdad. Damos la espalda a todo lo que es desagradable y nos negamos a aceptarlo.

—¿Existe un formulario base?

—Lo puedes confeccionar incluso de tu propia mano, pero hay varios modelos que se pueden seguir. Cada comunidad tiene uno, la Conferencia Episcopal Española tiene otro, la Asociación por una Muerte Digna otro, y así varios más. Hay que hacerlo ante notario o con tres testigos capaces y al menos dos de ellos sin vinculación familiar o patrimonial. Puedes dejar fijado incluso si quieres tener asistencia espiritual según tus creencias o qué quieres que se haga con tu cuerpo.

—¿Hay exigencias comunes?

—La más normal es que si estás en una enfermedad progresiva avanzada, o bien terminal por la razón que sea, que no se sostenga la vida por métodos artificiales o se apliquen medidas extraordinarias que no van a llevar a una mejora. Pero también suelen pedir cuidados y no pasar dolor.