Adelante con los faroles

Fran Gayo
Fran Gayo FIRMA INVITADA

OURENSE

13 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Escribo esto a una semana exacta tras el cierre del festival, hace siete días en este preciso instante me dirigía a presentar una película en Pereiro de Aguiar, y hoy a la misma hora espero a que despegue el vuelo que me lleva de vuelta a Buenos Aires. Todo ha sido trepidante en estos meses: reunirse con gente, buscar películas y aliados, rediseñar el festival, pelear contra los números y el tiempo... pero conviene no dejarse arrastrar por la épica y el furor de la adrenalina, sabíamos que esta edición sería de este modo y aún así apostamos por zambullirnos en ella con todas las consecuencias. A cambio obtuvimos un festival con alma, con lo que llaman la «mística» de los festivales, ese algo intangible que surge de un cruce imposible de determinar entre la buena disposición de los invitados, la respuesta del público, los diálogos entre cineastas y gente de la ciudad, la siempre necesaria dosis de delirio nocturno...

Sin embargo (y siempre hay un pero) la trampa de los festivales reside en que nunca permanecen inalterables en su tamaño, aunque lo parezca, o bien crecen o bien menguan, un festival que se repite a sí mismo aunque parezca caminar con seguridad está en realidad haciéndose más pequeño. Así que ésta es la coyuntura a la que a partir de hoy nos enfrentamos: ser ambiciosos o irrelevantes. Y crecer no conlleva en este caso simplemente tener más presupuesto y aumentar número de películas (de hecho esto último hasta podríamos afirmar que es innecesario), conlleva lograr que más y más actores se sumen al proyecto, conlleva un trabajo en común, conlleva profesionalizar y hacer que la presencia del festival sea tangible en la ciudad mucho más allá de los ocho días de Otoño que nos corresponden... Por de pronto y mientras decidimos cuál es el tamaño de nuestras expectativas podemos afrontar el invierno (cerano en mi caso) recuperando varias imágenes inolvidables que este OUFF nos ha legado, entre ellas las manos temblorosas de Angelica Liddell minutos antes de la premiere de Angélica (una tragedia), la arrebatadora presentación que Marcelo Panozzo y Matías Piñeiro hicieron de Invasión. la obra magna de Hugo Santiago, el emocionante encuentro con el público tras la proyección de Verengo, de Víctor Hugo Seoane o la sonrisa generosa de Lucila Valente sobre las tablas del Teatro Principal, reencontrándose con la ciudad en la que nació su padre, José Angel Valente, para acompañar la presentación de Manuel Vilariño. Ser luz.