La Unidad de Conductas Adictivas atiende entre cinco y diez casos por mes
22 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.La moda del consumo de cannabis que desde hace algunos años se ha asentado entre las nuevas generaciones de jóvenes y adolescentes ya empieza a notarse con claridad en un aumento de pacientes en la Unidad de Conductas Adictivas (UCA) ubicada en el CHUO. Aunque no todos los meses son iguales, la horquilla de nuevas asistencias está entre cinco y diez por mes.
Aunque aún no ha desbancado a otras dependencias, como la del alcohol -que sigue siendo la más frecuente- «el cannabis es la sustancia con el incremento de demanda más importante entre la población más joven, de entre 15 y 30 años», apunta Gerardo Flórez Menéndez, coordinador de esta unidad.
Al equipo de profesionales que trabaja en este servicio no le ha pillado por sorpresa, en parte porque el Plan Nacional sobre Drogas venía advirtiendo ya desde hace unos años del aumento exponencial del consumo en toda España. «Era algo que se veía venir y la demanda está acelerándose porque cada vez hay más gente que se descontrola», señala Flórez. Para poner en contexto ese incremento y, sobre todo, el que pueda suceder en el futuro hay que recordar que no todos los consumidores de sustancias potenciales generadoras de un problema de adicción desarrollan una conducta adictiva y que, entre los que sí lo hacen, suelen pasar años antes de que reconozcan que tiene un problema y se animen a acudir a un servicio de este tipo.
Los consumidores de cannabis llegan a la UCA ourensana por distintas vías. «A veces desde urgencias, en otros casos desde servicios sociales o animados por los propios familiares», relata el psiquiatra
En el caso de esta sustancia el problema no es solo que falte conciencia del riesgo para la salud que supone, sino que se da justo el fenómeno contrario entre quienes la consumen. «Lo que hay es una confusión entre un posible uso terapéutico, con el razonamiento de que algo que sirve en ese sentido no puede ser malo; y la pérdida de control que puede aparecer en su utilización más recreativa», señala Flórez. De hecho, los datos reflejan que la moda sigue. «Además de la pérdida de control, que es lo que trae al paciente a consulta, los daños van desde el fracaso escolar, a daños en los pulmones o episodios psicóticos y deterioro cognitivo en aquellas personas más vulnerables», explica el responsable de la UCA que ayer participó en el Foro de Bioética Sanitaria y Derecho que el Instituto Auriensis está desarrollando en la sede del Colegio de Médicos de Ourense. Lo hizo precisamente con una ponencia sobre la patología psiquiátrica asociada a las conductas adictivas y las drogodependencias.
El experto matizó que todas las drogas son iguales en el mecanismo que producen la adicción «pero no son iguales en cuanto a los efectos de su intoxicación y su consumo a largo plazo». El cannabis ocupa el tercer lugar en el listado de sustancias que provocan más daños psiquiátricos, tras el alcohol y la cocaína.
Es la sustancia que genera más nuevos pacientes de entre quienes están entre los 15 y los 30 años
Los expertos dicen que al asociarse al uso terapéutico genera la confusión de que no es malo
Las alertas apuntan también al incremento de ludopatías
El alcohol lidera la lista de adicciones entre los vecinos de la provincia que acuden a la Unidad de Conductas Adictivas para recibir tratamiento. Los casos nuevos de consumidores dependientes de esta sustancia superan los doscientos al año. En el extremo opuesto está el juego patológico. La unidad ve entre uno y cinco casos al mes. Sin embargo es precisamente la ludopatía la que está generando, junto con el cannabis, las alertas más claras. Se esperan incrementos importantes derivados principalmente por el crecimiento de la oferta a través de Internet. La facilidad de acceso a las nuevas tecnologías y la escasa regulación del mercado genera un aumento de las conductas obsesivas. «La adicción es siempre más potente cuanto más inmediata es la recompensa que se espera», explica Gerardo Flórez. De hecho, ya hay más pacientes que demandan tratamiento por juego a través de Internet que por máquinas tragaperras o los bingos, que antaño eran el origen más habitual.