El momento crucial de la temporada. El final. Está llegando y ha llegado ya con antelación, como un verano anticipado aun con temperatura invernal, para algunos equipos, como la UD Ourense. Un final que en este caso no es el final, porque todavía quedan metas más allá del ascenso y porque en este nuevo club, cualquier fin recuerda al principio. Un origen que, a su vez, arrancó de una muerte, la del CD Ourense, tantos años anunciada pero que no dejó de sorprender. El camino es todavía muy largo en la competición para que la UD Ourense pueda ser el referente deportivo de la provincia, como lo fue en su día el club rojillo. Lo es ahora, por su nueva categoría, de la capital, donde ya lo era por afición. Veremos qué pasa en el futuro. Más allá de los límites futbolísticos de la provincia, la vida es dura. Contra las pobladas bases de los clubes pontevedreses, Ourense opone un número más escaso de potenciales jugadores. Proporcionalmente el fútbol sigue teniendo muchos niños que lo juegan pero siempre ha sido difícil para los equipos ourensanos competir en la Preferente Sur. Hay que acertar con la combinación de experiencia y juventud con ganas, como siempre. Y mantener el espíritu. Por ese lado, parece que la UD ha hecho lo más difícil. Sobrevivir con una afición fiel y unos jugadores implicados a los primeros años en categorías subterráneas en las que siempre fue cabeza de ratón. El fin de temporada trae las primeras fiestas de ascenso. Para otros todavía queda tela por cortar. Es el momento crucial, cuando hay que culminar la faena tras meses de trabajo.