«El significado del textil ha cambiado»

edith filgueira OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Álvaro Vaquero

El negocio familiar se ha ido adaptando a los tiempos y la demanda de la sociedad

24 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Nosotras nacimos entre las telas», describe Ana del Río mientras abre la puerta de un museo lleno de tejidos de todos los tactos, colores y estampados. En el interior de ese museo -en el que los rollos de tela resultan imposibles de contar- tiene su despacho José del Río, cofundador de la empresa Josbeltex. Un despacho con las paredes llenas de recuerdos en forma de fotografías familiares y las estanterías invadidas de archivadores. Cientos de miles de papeles que esconden la historia y las cifras de un negocio que abrió su primera tienda en 1974.

«Ella era maestra y yo hijo de un labrador», aclara antes que nada José sobre su origen y el de su esposa, Antonia Garriga. «Nos metimos en este negocio porque vimos innovación, aunque antes yo había estado trabajando en un laboratorio químico farmacéutico durante seis años que me obligaba a viajar bastante. Después mi mujer se quedó embarazada y, como le gustaba ganchillar, aprovechaba que se tenía que quedar en casa para hacer jerséis», explica. Compraron una máquina de tricotar. Ella creaba prendas y él las vendía por las mercerías aprovechando sus largos trayectos laborales. Cuando lo tuvieron claro, llegó el Seat 600, aquel coche con el que la mayoría de los españoles aprendieron a conducir. «Me compré uno y me fui hasta Valencia a hacer un curso para aprender a arreglar las máquinas de tricotar», recuerda con una sonrisa intrépida.

Los primeros años tenían el taller de ganchillo en la parroquia ourensana de Untes, en una de las habitaciones de su casa. Allí trabajaban ellos dos y otras mujeres del pueblo. Elaboraban el grueso de su producción para un almacén ubicado en la avenida de Portugal. Hasta que abrieron su propia tienda en la calle Doctor Fleming en los setenta. Hoy en día tienen dos locales, varios almacenes y venden al por mayor en Galicia, parte de España y Portugal.

«Yo creo que lo más importante es comprar bien y vender mejor. Y siendo intermediario, como en nuestro caso, te evitas arrastrar todos los costes que tiene el empresario que produce y necesita más personal -explica José sobre cómo han mantenido la empresa en pie durante 43 años- y cualquier punto y coma, si está bien colocado, siempre da beneficios. La montaña no se hace solo de piedras, también de arenas». Sin embargo, llegar a donde están no fue algo sencillo y hay algo que le irrita la memoria cuando habla de su trayectoria: haberse cruzado con personas que no valoran el trabajo. «En todas las profesiones hay sinvergüenzas pero no es agradable encontrarse con ellos», atina. Aunque reconocen que uno de los beneficios de trabajar en familia es la confianza y la transmisión de conocimientos de padres a hijos. Esa característica de ser un negocio generacional también la ven en sus clientes y en los proveedores. Muchos de los que trabajaron con ellos también han relegado responsabilidades en sus vástagos.

De los trajes hechos a medida a los tejidos multiusos

«Antes se le daba más importancia al vestir que ahora. El domingo de ramos, en las reuniones anuales familiares y en las bodas la gente quería ir impecable. Hoy en día las mujeres son las que más se preocupan en ese sentido de no repetir vestido en dos celebraciones. Sin embargo, los hombres usan los trajes varias veces y ya no se hacen tantos a medida», compara la hija menor del matrimonio María José del Río (1970). Ella y su hermana, Ana del Río (1968), crecieron entre pasillos de telas y escuchando conversaciones con proveedores y clientes sin ser conscientes de que, algún día, tratarían con ellos también la compra-venta del material. Antes de nacer, incluso, su destino se confeccionaba al ritmo apresurado de las máquinas de tricotar con las que su madre tejía. «Nosotras salíamos del colegio y veníamos aquí a estudiar y a hacer los deberes -rememora Ana- con lo cual ya formas parte de este mundo desde que eres pequeña».

«El textil ya no está enfocado solo al vestir. El propio uso de los tejidos que antes estaba más diferenciado para hombres y mujeres ahora se entremezcla. Una misma tela se usa para hacer un vestido, un cojín o una cortina. El significado del textil ha cambiado por completo», hace balance María José.

Internet ha sido otro de los elementos que ha entrado en juego y que no puede infravalorarse. Según cuenta Ana, hay muchos nuevos diseñadores que venden sus creaciones on line. «Cuando reciben pedidos vienen a por las telas para confeccionar sus modelos», señala. También tienen clientes que compran los rollos de tela desde diferentes partes de España a través de su página web, con lo que el número de comerciales que contratan se ha reducido. Pero siguen manteniendo cuatro empleados que cubren hasta la zona de Asturias.

E inciden en que el epicentro del textil ya no es Cataluña. «Nosotros antes comprábamos mucho allí, pero ya no es tan potente como era y Galicia tiene mucho tirón», finaliza José con cierto tono de ilusión.