Esas cosas de internet

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OURENSE

05 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Un día eres joven y consideras que estás tecnológicamente al día y al siguiente tienes que preguntar a tus hijas con qué mando se enciende la tele, como si fueras Claire de Modern Family. Vivimos acunados por el ordenador y sus decenas de programas informáticos; la tableta, el móvil y un montón de aplicaciones que ya se nos han hecho indispensables; el reloj inteligente y hasta la aspiradora que mapea la casa. Inmersos en todo eso, incluso sin ser nativos digitales, a veces nos olvidamos de que no todo el mundo tiene el acceso y los conocimientos para vivir a través de la pantalla. Las administraciones, por una mal entendida eficiencia y por comodidad, pretenden un presente telemático que está muy bien (qué alivio resolver las cosas en línea), pero que no todo el mundo está en situación de conjugar, sobre todo en una de las provincias más envejecidas de España. Tienen la obligación de modernizarse pero también la de no dejar a nadie descolgado. Y para hacerlo no solo hay que dar alternativas a las gestiones electrónicas. Resulta clave la formación. Porque acostumbrada como está esta sociedad a subestimar a los mayores, quizás se plantea menos de lo que se debería la posibilidad de enseñar a aquellos para los que internet es una cosa de los nietos. Existen algunas iniciativas, pero parecen insuficientes, porque lo ideal sería llevarles los conocimientos y no obligarlos a que se los busquen. O a que renuncien a ellos. Los cursillos de Abanca en los cajeros que está colocando en colaboración con la Xunta son un ejemplo. En todo caso a esos vecinos mayores del rural les hace falta más para que no hacerlos de menos.