Una ourensana cambió ser abogada por la fantasía de poner en marcha su propia librería

María Doallo Freire
María Doallo OURENSE

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Belén, en su librería, del grupo Nobel, en Xinzo
Belén, en su librería, del grupo Nobel, en Xinzo MIGUEL VILLAR

Belén Airas dio vida a la Nobel de Xinzo en el 2017 y desde allí fomenta la lectura, la imaginación y la creatividad

04 mar 2024 . Actualizado a las 12:28 h.

Belén Airas es de Sarreaus, pero lleva toda la vida en Xinzo. Allí se casó y nacieron sus hijas. Estudió Derecho y trabajó durante años como abogada del turno de oficio. «Después entré como funcionaria de Justicia. Era interina y estuve en varios juzgados de la provincia de Pontevedra. Tenía que desplazarme cada día, mientras mi marido y mis hijas se quedaban aquí. Me marchaba de casa a las 5.30 y volvía a las 17.00 horas», cuenta. A diario coincidía en el tren con Rosa Díaz, actual directora de la Biblioteca de Ourense, que en aquel momento estaba al frente de la de Pontevedra. «Hablábamos de literatura, de los libros que estábamos leyendo, de los autores gallegos emergentes... de todo. Compartíamos el amor por las letras», recuerda. Como Belén no tenía plaza fija, hubo un año en que no la llamaron para trabajar en el juzgado y entonces su marido, Carlos Carrera, aprovechó la coyuntura para animarla a cumplir su sueño. «Sus padres tenían este bajo, que estaba alquilado, y justo se les quedó libre, así que él empezó a incitarme a montar algo. Incluso llamó al grupo Nobel, que vino a ver el espacio. Le convenció», admite la limiana. A esos ánimos se sumó la propia Rosa, que en cuanto se enteró de la posibilidad, no dejó de decirle a Belén que lo hiciese. En diciembre del 2017 abrió su propia librería, una franquicia de Nobel, en la calle Curros Enríquez de Xinzo.

Se trata de un espacio muy especial, en el que Belén intenta dar vida a algunas de las historias fantásticas que están en los libros que llenan las estanterías. El escaparate es un gran ventanal que asoma al interior de la tienda, en medio de una fachada de piedra a la vista. Desde fuera, a través de ese cristal, es posible intuir el mimo con el que Belén lo cuida todo dentro. Del techo cuelgan tazas, corazones, globos aerostáticos, planetas y hasta el propio principito, el de Antoine de Saint-Exupéry. «Siempre quise que este fuese un espacio diferente, con el sello de Nobel, claro. Un lugar en el que dejar volar la imaginación, para que, de alguna manera, los vecinos se sintiesen atraídos por la lectura», dice.

Es una librería que tiene en cuenta todos los gustos y edades. Al fondo, tiene un rinconcito infantil, con alfombras y minisillas en las que los niños pueden disfrutar de cuentos, marionetas y juegos. Hay un espacio para la literatura gallega, en este momento dedicado a Rosalía de Castro; otro para la fantástica, con un montón de opciones de Harry Potter o de Star Wars. La zona de aventuras la protagoniza Julio Verne, que tiene su propio hueco en el centro de la librería. «Lo monté porque me di cuenta de que los niños no sabían quién era, ni conocían su obra», dice. También están presentes los clásicos y las novedades. «Lo que más me gusta es hablar con los clientes, conocer sus gustos y recomendarles. Como a mí me sigue fascinando la literatura, me encanta compartirla con ellos», confiesa. «Estoy feliz, la verdad, porque vivo de mi afición, de mi pasión, y eso no tiene precio», termina.