El único bosque mediterráneo de Galicia está en Rubiá

María Cobas Vázquez
maría cobas O BARCO / LA VOZ

OURENSE

Los Penedos de Oulego desde el mirador de As Penas, en el área de descanso Caprado.
Los Penedos de Oulego desde el mirador de As Penas, en el área de descanso Caprado. Santi M. Amil

La localidad de Valdeorras alberga la Serra da Enciña da Lastra, el parque natural más joven de la comunidad

10 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Rubiá es la última localidad ourensana antes de entrar en el Bierzo siguiendo el trazado de la N-120. Es frontera entre dos provincias y dos comunidades, separadas por el río Sil, que discurre entre afiladas montañas cortadas en impresionantes desfiladeros. Es también paso de la Vía Nova y del Camiño de Inverno y presume de albergar el parque natural más joven de Galicia: el de la Serra da Enciña da Lastra, declarado como tal en el 2002. Ocupa 3.151,67 hectáreas de terreno. Es un lugar único por su fauna, su flora y sus cuevas naturales.

En el paisaje destacan los Penedos de Oulego. La roca caliza se abre paso por encima del manto verde de la vegetación creando un singular contraste que puede disfrutarse desde varios puntos.

Vistas desde el mirador de Covas, con la aldea y el embalse de Penarrubia en el río Sil.
Vistas desde el mirador de Covas, con la aldea y el embalse de Penarrubia en el río Sil. Santi M. Amil

Uno de los mejores lugares para hacerlo es el mirador de As Penas, al que se accede cogiendo la OU-622 tras haber dejado atrás la N-120 en dirección a Robledo. Y para saber más está el centro de interpretación, ubicado en Biobra.

Encina centenaria de Covas, en el parque natural Serra da Enciña da Lastra.
Encina centenaria de Covas, en el parque natural Serra da Enciña da Lastra. Santi M. Amil

Especies endémicas

A Lastra destaca por su bosque mediterráneo. Castaños, alcornoques, olivos, almendros, prados de tomillo silvestre, jara y más de 25 especies de orquídeas (algunas endémicas de la zona por lo que solo pueden verse en Rubiá) dibujan un paisaje en el que destacan también las encinas, árboles que en Galicia son una rareza pero que en Rubiá encontraron un lugar idóneo para crecer. Entre todos destaca la aciñeira de Covas, un ejemplar que, se estima, puede tener más de 500 años de antigüedad. Está incluido en el catálogo de Árbores Senlleiras de la Xunta.

Pala de Pereda, en el parque natural Serra da Enciña da Lastra.
Pala de Pereda, en el parque natural Serra da Enciña da Lastra. Santi M. Amil

Las palas

La erosión de miles de años en la roca caliza del suelo de A Lastra ha provocado la creación de infinidad de cavidades subterráneas. Hay más de 200 simas y cuevas censadas, que se conocen como palas. Una de las más conocidas es la Pala da Raposa, que destaca por su longitud —supera los 600 metros—, aunque los amantes de la espeleología destacan también las de Xilberte, O Pombo, Trasmonte o Tralapala.

Las cuevas naturales albergan además importantes colonias de murciélagos. Conviven en Rubiá hasta nueve especies diferentes, compartiendo espacio con gran variedad de reptiles. También se ha constatado la presencia del gato montés.

Águilas reales y halcones peregrinos

Importante es la fauna bajo tierra, pero también destaca el parque natural por los que viven en el aire. Los acantilados y cañones a ambos márgenes del río Sil son el sitio perfecto para que las aves puedan anidar. En esta esquina de la comarca de Valdeorras han encontrado su hábitat, entre otros, halcones peregrinos y águilas reales.

Iglesia de San Cristovo en Porto.
Iglesia de San Cristovo en Porto. Santi M. Amil

Los templos

Entre las iglesias de Rubiá hay varias curiosas, como la de San Cristovo en Porto, por su amplia torre cuadrada que hace de campanario, al que puede accederse por una cómoda escalera; la de San Salvador en Covas, que alberga un retablo del siglo XVIII; o las de San Miguel en Oulego y Santa María en O Robledo, ambas también del XVIII. En Pardollán están las ruinas de la iglesia de San Esteban, del románico tardío, que todavía conserva el arco de triunfo apuntado.

Vía Nova y Camiño de Inverno

Rubiá es también lugar de paso de dos rutas importantísimas en la historia: la Vía Nova que construyeron los romanos para enlazar Astorga con Braga y el Camiño de Inverno, la alternativa que usaban los peregrinos para evitar las nevadas en O Cebreiro durante los meses más fríos.