Fingían que iban a los pueblos poco habitados del rural de Ourense a vender mantas y entraban en casas de ancianos para robarles

Marta Vázquez Fernández
M. Vázquez OURENSE / LA VOZ

A MERCA

Agostiño Iglesias

Padre, madre, hija y yerno, condenados por perpetrar varios hurtos en diferentes municipios del sur de la provincia

21 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Bajo la apariencia de ser una familia que se dedicaba a vender mantas, sábanas y otros textiles de hogar estuvo operativa en el rural ourensano durante varios meses una banda que, en realidad, tenía como objetivo entrar en las viviendas de la gente mayor y llevarse todo lo que encontraran a su paso que fuera de valor.

Así lo reconocieron este lunes en la sala de vistas del Juzgado de lo Penal 1 de la capital ourensana los cuatro integrantes de la banda. Padre, madre, hija y el marido de esta última compartieron el banquillo de acusados para responder por seis hurtos registrados en otras tantas viviendas de municipios como A Merca, Cualedro o Rairiz de Veiga entre los meses de enero y agosto del año 2016. A mediados de ese último mes, y tras haber sido detectados por algunas de las víctimas, los agentes de la Guardia Civil los arrestaron, acabando varios de ellos en prisión preventiva.

El juicio, eso sí, apenas duró unos minutos. Dado que los investigados reconocieron los hechos, las partes llegaron a un acuerdo de conformidad. Los investigados pagaron a uno de los perjudicados el dinero que le habían robado y trataron de hacer lo mismo con otro, si bien no fue posible porque no se presentó. Con todo, esto propició que se les aplicara una atenuante de reparación del daño, quedando fijada la condena en un año de prisión para cada uno de ellos.

Así las cosas, queda probado este clan familiar, de nacionalidad portuguesa, se puso de acuerdo en las fechas ya señaladas para desplazarse a zonas rurales de la provincia de Ourense, principalmente a municipios situados en el sur. Buscaban núcleos de escasa población y con vecinos de avanzada edad, a los que se acercaban con el pretexto de vender textiles del hogar. «Su auténtica intención era apoderarse de los bienes o efectos que hallaran en sus viviendas, abusando de las circunstancias personales o desamparo en que se encontraban las víctimas, por ser personas ancianas que vivían solas y dejaban las puertas abiertas», recoge el escrito de acusación del caso. En ese informe se daba cuenta de seis hurtos que ahora se dan por probados.

Así, no queda duda alguna de que el 14 de julio dos de los acusados acudieron a una vivienda de A Merca y se metieron dentro aprovechando que estaba la puerta abierta, revolviendo el interior y llevándose 400 euros guardados en una mesilla de noche. Ese mismo día trataron de entrar en otra casa, si bien el propietario estaba dentro cuando franquearon la entrada, por lo que pusieron una excusa y se fueron. Poco después se llevaron otros 600 euros de una casa de A Merca, tras hallar de nuevo la puerta abierta. Padre, madre e hija se encargaban de entrar en las viviendas, mientras el yerno hacía de chófer.