Rosa Álvarez, octogenaria que vive sola en Trives: «Mentres poida, estarei na miña casa»

María Cobas Vázquez
m. cobas O BARCO / LA VOZ

A POBRA DE TRIVES

LOLITA VÁZQUEZ

23 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Rosa Álvarez vive sola desde hace dos años, tras el fallecimiento de su esposo. La idea de no tener compañía en casa no fue elegida, pero sí la de seguir así. Dice que no quiere marcharse de su casa en A Pobra de Trives. Que ya tuvo que dejarla de jovencita para buscarse la vida en Francia y que, aunque cuando regresó ella y su marido pensaron en mudarse a Pontevedra, finalmente se quedaron en la montaña ourensana. Y ella de ahí no se mueve.

La octogenaria (tiene 83) rechaza trasladarse a Marín con su único hijo y su nuera. «Marchan da casa ás oito da mañá e volven ás catro e media da tarde -argumenta la mujer-; ¿que fago eu tanto tempo soa na casa, pechada nun sitio no que non coñezo a ninguén?». Y claro, con esas ideas, no la mueve nadie de su vivienda.

En Trives, Rosa vive sola, pero cuando sale a la calle tiene una completa agenda social. Por las mañanas va a la compra -aprovechando para pararse a saludar a todos los que conoce y se va encontrando- y después arregla la casa y hace la comida. Ya por la tarde, pasea hasta un pueblo cercano para dar de comer a los gatos que tiene en casa de su hermano y aprovecha para hablar con los vecinos. Los domingos, primero misa y después a tomar algo con las amigas; y ya por la tarde no perdona el baile en el auditorio Julio Vázquez. Y eso que ella, que camina ayudada por un bastón desde que le pusieron un hierro en una pierna, como ella misma dice; no puede bailar. «Miro como bailan os outros, e río», dice la mujer, que repite incesante que ahora, después de una vida dura, es feliz. «Son feliz na miña casiña. O día que non poida estar nela, irei para una residencia», señala. Todavía no la tiene elegida. «Eu atópome ben, así que xa o pensarei», señala. ¿Miedo a la soledad? «¡Que va! Teño amigas na miña situación que meteron xente na casa, e levaron disgusto; así que non, eu mentres poida estar na casa, estarei, pero soa», remarca. Ahí sigue, feliz.