Las fiestas comienzan el viernes y se prolongarán hasta el martes
08 jun 2023 . Actualizado a las 17:43 h.Fontei, en A Rúa de Valdeorras, vivirá desde mañana y hasta el martes cinco días de celebraciones en honor a San Antón. La comisión de fiestas, con la colaboración del Concello, ha organizado un programa completo que recupera la cena popular, que dejó de celebrarse con motivo de la pandemia y que ahora regresa. Será el sábado, pero antes, el viernes a partir de las nueve de la noche habrá pancetada. Es una idea que surgió el año pasado precisamente para compensar que no hubiese cena popular. Este año repite y estará amenizada por DJ Tariro. Es una iniciativa patrocinada por Bravo Lux y O Catro.
El sábado a las diez será la cena. El precio del menú es de 20 euros por persona e incluye empanada, costilla de ternera asada con patatas y ensalada, postre y café. Después habrá verbena a cargo de la disco móvil Chocolate.
El domingo a la una habrá sesión vermú con la orquesta Alabama Show, que se encargará también del baile de la tarde y la verbena de la noche. El lunes el baile correrá a cargo de Saudade. El martes será el día grande. Desde las diez habrá pasacalles con la charanga Nova de Trives. A las 12.30 horas será la misa en honor a san Antón, que saldrá en procesión. Rematado el oficio religioso, la charanga se encargará de la sesión vermú. A la caída de la tarde, baile con la orquesta Solara, que también tocará en la última verbena.
El amor llega de la mano de las roscas casamenteras
La celebración de san Antón en Fontei siempre estuvo vinculada con el amor. La imagen del santo es sacada en procesión precedida por varias cestas llenas de dulces que después son bendecidos y a los que se les atribuye el poder de unir parejas. Son las roscas casamenteras. La tradición dice que quien va un 13 de junio soltero a Fontei y come un trozo de rosca encontrará el amor.
Antaño las mujeres del pueblo recorrían las casas pidiendo huevos y harina con los que elaborar las roscas, pero con el tiempo esta costumbre se perdió y ahora la comisión las encarga a una panadería local. Las sacan en la procesión y después regresan a la iglesia para la misa. Al remate, se ponen a la venta entre todos aquellos que quieren saborear el dulce y, tal vez, encontrar el amor.