En Carballeda de Valdeorras mucha gente vive y vivió de la pizarra, pero no toda la población. Y en el concello con las pensiones más altas, también hay gente que se las ve más apurado porque las cifras están lejos de esos 900 euros que cobran los jubilados, precisamente porque la media se hace sumando los números de todos. Es el caso de Nélida Esther Peñalba. La argentina se instaló en la aldea de Viladequinta hace más de cuatro décadas, tras venirse de su país para la tierra natal de su marido. Ella trabajó como modista, pero «con lo que trabajaba no me podía pagar lo que me pertenecía en aquel entonces», por lo que no está jubilada. Vive de la pensión de su marido, que cobra la mínima. «Tenía un pequeño rebaño de cabras e íbamos viviendo así», señala ella a sus 85 años. Nélida recibe apenas 200 euros mensuales de complemento a mínimos. Y no se queja. «Estamos contentos, la verdad, en Argentina se está muy mal», señala. En Viladequinta «no pasamos hambre», señala. «Tenemos gallinas, conejos, pollos... Y con eso y la pensión vamos adelante», añade. Dice que parte de esa tranquilidad se basa en que «somos ahorradores».
A Nélida claro que le gustaría que subieran las pensiones. «Quererlo es normal, ¿no?», señala, para justo después añadir: «Vamos viviendo igual. Estamos contentos a pesar de los pesares».