Los ríos de la provincia tienen un 69 % menos agua de lo habitual

Cándida Andaluz Corujo
c. andaluz OURENSE / LA VOZ

CASTRELO DE MIÑO

Vista del embalse de As Conchas desde el complejo turístico de O Corgo en Muíños
Vista del embalse de As Conchas desde el complejo turístico de O Corgo en Muíños Santi M. Amil

El último día que llovió fue el 9 de enero y no se prevén cambios a corto plazo

02 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Al vaciado de varios embalses de la provincia, en octubre del año pasado, se ha sumado la falta de precipitaciones y la estampa hidráulica de la provincia deja imágenes que muchos vecinos hacía años que no veían. Para recordar la última vez que llovió en Ourense hay que remontarse al 9 de enero, después de las fiestas navideñas. Hace tres semanas.

Esta falta de precipitaciones —que afecta de igual manera a toda España— ha dejado en la provincia ourensana cifras similares a las de los años 2017 y 2012, que comenzaron con pocas lluvias y acabaron siendo de los más secos en los últimos veinte años. La precipitación acumulada en la provincia de Ourense desde octubre, inicio del año hidrológico, hasta el día de ayer es de 320,2 litros por metro cuadrado, un 47 % por debajo de la media histórica.

Y esto se nota no solo en los embalses sino en todos los ríos de la cuenca del Miño-Sil, que presentan niveles muy por debajo de lo habitual. Así, el caudal medido se encuentra un 69,6 % por debajo del promedio histórico de enero. La situación es especialmente alarmante en el río Limia, que a su paso por Xinzo está un 98,6 % más vacío de lo normal, y en Ponteliñares, con un 87,3 % menos de agua. Se suman a los caudales más bajos los del río Avia a su paso por el municipio de Leiro y el Avia en su transcurrir por el concello al que da nombre.

Los ríos ourensanos con más agua se sitúan también por debajo de las cifras naturales. Se trata del Miño en A Peroxa, que circula con un 51,8 % menos de agua de lo habitual, y el Arnoia, en Pontefreixo, con un 60,8 % menos.

Los datos en cuanto al agua acumulada en la provincia, la que se almacena en los embalses, tampoco son positivos. Este martes se encontraban, de media, al 50,55 % de su capacidad máxima, un 1,06 % menos que la semana anterior y un 20 % por debajo de la media histórica. Aun así, hay diferencias importantes entre unos y otros.

Mientras el de Velle (en la capital) está a un 74 % de capacidad máxima y Castrelo de Miño a un 89 %, las presas de Portas y Cenza, en Vilariño de Conso, superan por poco el 20 % de llenado. También están a niveles muy bajos las presas de Salas (30 %), Chandrexa de Queixa (34 %) y As Conchas (38 %).

Al margen de los datos, esta falta de agua es perfectamente visible y ha dejado al descubierto zonas que hacía años que no emergían de las aguas, como es el caso de Aceredo en Lobios, de Os Baños de Bande o la totalidad del campamento Aquis Querquennis, entre otros.

Río Limia a su paso por Xinzo
Río Limia a su paso por Xinzo MIGUEL VILLAR

Cifras similares a las del 2017, cuando fue necesario tomar medidas para paliar la sequía

Las predicciones meteorológicas apuntan a que esta situación no cambiará a corto plazo ya que no se prevén precipitaciones, por lo menos esta semana. El agua acumulada en los embalses a estas alturas del año ( 50 %) es solo un poco mayor a la que había en el 2017 (49 %) y 2002 (43 %), los años más secos del siglo.

En el 2017, la provincia iniciaba el verano en alerta por sequía. Algunos municipios y explotaciones ganaderas de la provincia tuvieron que ser abastecidos con cisternas y se registraron solicitudes de aprovechamientos temporales para habilitar nuevas captaciones con el fin de garantizar las demandas tanto en zonas urbanas como de usos ganaderos. También tuvo consecuencias en la capital, donde se decidió reducir a más de la mitad el baldeo, e incluso suprimirlo si hiciese falta, y se controló el riego de jardines. El 2002 fue el primer año del presente siglo en el que la sequía y la falta de recursos hidráulicos trastocó la vida de los ourensanos, En enero de ese año, la presa de Salas estaba únicamente al 12 % de su capacidad máxima y la de As Conchas, a un 14 %. Aunque todavía es pronto para saber si la provincia vivirá uno de los veranos más secos del siglo, los datos del inicio del año no son halagüeños. Sin embargo, se espera que este mes traiga lluvias.