«Encontré en casa casi todo lo que se llevó la Guardia Civil»

Maite Rodríguez Vázquez
MAITE RODRÍGUEZ OURENSE / LA VOZ

COLES

MIGUEL VILLAR

Detenido como sospechoso de robos, este vecino de Coles atribuye la denuncia a un montaje de su ex

17 mar 2017 . Actualizado a las 07:57 h.

Detenido en julio del año pasado por la Guardia Civil como sospechoso de varios robos cometidos desde el año 2009 hasta el verano del 2016 en la zona de Coles y Vilamarín, Antero Ramos se encontró el 28 de febrero en su casa de Penasalbas (Coles) buena parte del botín que supuestamente procedía de esos delitos. En esa fecha, su exmujer debía abandonar la casa, tras la sentencia de divorcio que le reconocía a él la propiedad. Después de siete meses con su familia en San Sebastián, regresó a Coles. «Recogí las llaves en el cuartel de Tamallancos y nos encontramos en casa casi todo lo que se había llevado la Guardia Civil», cuenta. Desde la oficina de comunicación de la Comandancia, sostienen que la detención fue correcta y que hubo dueños que reconocieron objetos como propios. Los que no, se devolvieron.

«Yo no he robado nada a nadie, hablaban de un generador que no había, ruedas de carro dijo un vecino que me las había regalado. Algunas cosas las traían ella y su hermano. La mayor parte de las cosas las han devuelto, otras no, pero seguro que faltan porque ella se las llevó», explica. Ha sido citado en un juzgado de instrucción de Ourense para declarar por un robo dentro de tres semanas. En el 2009, cuando le atribuyeron algún hecho, trabajaba en el extranjero para una multinacional, en la que estuvo 22 años y de la que le ha quedado una buena pensión por lo que, argumenta, no necesita robar.

Tuvo desde entonces varias operaciones graves. «Ando yo con dos muletas desde el 2010, ¡cómo para andar saltando verjas!», se asombra. Fue el colmo de las vicisitudes judiciales y económicas que sigue pasando Antero Ramos, asegura, tras tomar la decisión de separarse de su mujer, a la que atribuye esta acusación. Descubrió, según afirma, que ella le había dejado sin dinero en las cuentas y con numerosas deudas de facturas impagadas de luz, agua, contribución e hipoteca, por lo que ahora debe abonar dos mil euros al mes al banco.

Cuando le pidió explicaciones, llegaron, dice, las primeras denuncias por amenazas o malos tratos, que luego retiró la mujer o archivaron. «Le di mi confianza y le perdoné todo, pero al final le pedí el divorcio porque mentía. Me dijo que me iba a arruinar la vida. Me acusó de los robos, de haber manipulado la luz y el agua. Me dieron una orden de alejamiento y me echaron de mi casa», relata.