Algo tienen los genios, que convierten los detalles más sencillos en auténticas genialidades. Un tal Freddie Mercury -nombre artístico, of course-, incluyó en su legado para la posteridad la canción titulada We are the champions y, aunque pueda parecer un himno de la competición balompédica más famosa del mundo, se trata de uno de los pelotazos que hicieron eterna a la banda Queen.
Nosotros somos los campeones. Si lo pensamos, no podía fallar. Aunque sea en el torneo de fútbol sala del barrio, todos hemos querido serlo alguna vez. Y si le ponemos el hilo musical del artista de Zanzíbar, enseguida rememoramos la icónica imagen de Iker Casillas levantando la copa dorada en el Soccer City de Johannesburgo, aquello que parecía inalcanzable.
Porque los campeones los hay a todos los niveles, en la vida diaria y en la más profesionalizada competición.
En Maceda tienen su campeón mundial, José Antonio Hermida, que aún nacido en Cataluña, siempre arrimó el hombro para que el proyecto de una escuela de ciclismo floreciera en Ourense. Sus pasos los sigue Pablo Rodríguez, ya instalado en la élite mundial y proclamado vencedor del Open del España ante los suyos, un domingo cualquiera. Y no es el único: El júnior Iván Feijoo, los cadetes Carlos Canal, Noela Saa y un largo etcétera. Pero quizás el verdadero éxito del Club Ciclista de Maceda y del inquieto Xulio Conde radica en que los campeones son todos aquellos que colocan una cinta para marcar un camino o cargan un rulo de madera para que decenas de niños ourensanos disfruten sobre la bicicleta. Que canten a ritmo de Freddie.