La fortaleza de Monterrei, la cuna de la docencia gallega

sindo martínez OURENSE / LA VOZ

MONTERREI

Santi M. Amil

Un curso universitario revivió los 200 años de existencia del primer colegio de Galicia en el castillo

18 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El paso de la orden jesuita por la señera acrópolis de Monterrei estuvo marcado durante dos siglos -desde mediados del XVI hasta avanzado el XVIII- por múltiples vaivenes, hasta la caída en desgracia y expulsión de la orden en 1767 por orden de Carlos III. Ese período, que supuso un enorme salto cualitativo en la cultura de la época, está hoy casi enterrado por el viento de la historia y la mayoría de los verinenses y ourensanos apenas conoce su trascendencia.

Justo Manuel Carnicero Méndez-Aguirre, doctor en Biblioteconomía y Documentación, que intervino en el curso confirma que la de Monterrei fue, cronológicamente, la primera institución educativa gallega. «Fue el fruto de una negociación entre Ignacio de Loyola, el conde de Monterrei y el obispo Manrique de Lara. La idea inicial era abrir ese primer colegio gallego en Santiago, pero hubo disensiones y no fructificó. Fue inaugurado el año de la muerte de Ignacio, aunque el primero de España de la orden fue levantado en Gandía», asegura este experto.

El centro se radicaba en un terreno ahora ocupado por el parador de Verín, el inaugurado por Manuel Fraga hace medio siglo. «El conjunto estaba formado por una farmacia, por la iglesia y por el claustro en el que estaba la comunidad religiosa y las aulas. Conservo algunos planos de aquella edificación entre 1946 y 1956, aunque queda escasa documentación sobre aquello», resume Carnicero.

¿Quiénes iban a esas aulas? «Eran chavales de entre 7 y 17 años, de diferentes clases. La formación que se impartía era muy completa. Era lo que se denominaba Primeras Letras. Luego había la opción de seguir en Filosofía, en Santiago; o Teología, en Salamanca. Los chavales venían de Oímbra, de Verín, de Tamagos», recuerda Carnicero.

Unos 30.000 libros

Y es que el exterminio cultural de todo lo que supuso el  paso de los jesuitas fue enorme. «En el conjunto habría en su momento unos 30.000 libros. Solo se conservan unos 200 en Santiago, entre ellos las biblias medievales del conde de Monterrei. Solamente queda en Salamanca un manuscrito de los 130 que hubo en aquella escuela. Aquel legado se perdió. Fue un absoluto desastre. La desidia arruinó todo. Hubo una enorme saña con la orden», remarca.

Otro aspecto novedoso de aquella primera institución educativa gallega fue la existencia de periódicos clandestinos. «Es lamentable que toda aquella riqueza, tanto de manuscritos como de periódicos y documentos sirviera al final para calentarse con una lumbre», según Carnicero. Por aquel centro pasaron importantes personalidades, una de ellas fue el biógrafo de San Francisco Javier, el verinense de Pazos, Juan Martínez, un hombre de una enorme capacidad intelectual.

Muchos de los jesuitas expulsados a finales del XVIII por el monarca absolutista acabaron en Italia, en Bolonia. «Tuvieron que ir en carro nada menos que hasta Ferrol para embarcar. Hubo una enorme saña con los miembros de la comunidad», asegura Carnicero.

Ni tan siquiera se respetaron en la época contemporánea los restos de la edificación educativo. «Los pocos muros que quedaban del colegio fueron arrasados cuando se construyó el parador en los años 60. No hubo sensibilidad ni respeto alguno por el pasado», concluye el historiador.

Una farmacia pionera

Mención aparte merece la farmacia donde se expedían medicamentos insólitos para la época. «La red de farmacias, entre las que se encontraba la de Monterrei, era fabulosa. Se incorporó la medicina verde americana traída por los jesuitas del nuevo mundo, con hojas, cortezas o resinas. Había quinina y estricnina. Durante mucho tiempo, la de Madrid era la farmacia de la Corte Real. Aquello acabó cuando los jesuitas fueron expulsados», expone este experto.