«Claro que en Finlandia gusta el vino»

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Un ciclo de jardinería ha traído a Leiro a Sari Huso para completar su formación en la Evega

04 jun 2016 . Actualizado a las 17:22 h.

Cuando Sari Huso llegó a mediados de abril a Leiro, a la Estación de Enoloxía e Viticultura de Galicia (Evega), sabía «más o menos» lo que iba a encontrar. Estudia jardinería y administración de negocios en Kajaani, que es la ciudad donde reside, en el corazón de Finlandia. Le surgió la oportunidad y la aprovechó.

No ha buscado especialización, ni ha profundizado en formarse en la vertiente de enología, más allá de la curiosidad natural, pero la viticultura, dice, le permite aprender y aprovechar las enseñanzas. La perfección del arte de la poda, la aproximación a la delicada maniobra del injerto y un mayor conocimiento de las enfermedades de la planta, por ejemplo, son lecciones que lleva aprendidas. Y que podrá rentabilizar. Porque en su país, según anota, «no se produce vino, es verdad, aunque se consume y es apreciado; claro que en Finlandia gusta el vino». A ella, concretamente, le interesaba este mundo, aunque es consciente de que difícilmente acabará dedicándose a actividades relacionadas con el sector. En su entorno, aclara, hablar de vinos es hacerlo de españoles e italianos. Ahora, sin embargo, sabe más, aprecia los de esta tierra y podrá difundirlos.

Su plan de formación se ha centrado en el trabajo de campo, aunque también se acercó al laboratorio. Pero menos. No había tenido ocasión de estar en un lugar tan bien equipado técnica y personalmente como la Evega.

Llegó a Ourense con 30 años. Su beca le cubre los gastos de estancia -en la residencia Florentino Cuevillas- y los de manutención. No tenía claro cómo iban a ser sus dos meses de estancia, ni sabía qué iba a encontrar en Leiro. Le ha gustado.

Confiesa que esperaba un entorno más rural y que le ha sorprendido agradablemente la ciudad de Ourense, que es donde vive. Kajaani, la suya, se mueve en torno a los 35.000 habitantes. ¿Lo mejor? «La gente. Percibes preocupación y ganas de agradar, de ayudar. Me he sentido siempre arropada, muy bien acogida», afirma Sari, que ha encontrado en Ángela Díaz, una compañera de la Evega, el apoyo fundamental en las situaciones que precisaban de la traducción simultánea. Tanto Ángela como Emilia Díaz, su tutora, responsable del área de trabajo donde la joven becaria desarrolló su trabajo, han estado siempre pendientes.

Vuelta a casa

No se plantea la posibilidad de quedar, ni la perspectiva de profundizar en la formación en el ámbito de la enología, ni tampoco la búsqueda de un trabajo por estos lares. «Me ha gustado la experiencia, me voy encantada con la gente que he conocido en Ourense, pero en este mes vuelvo a Kajaani», deja claro.

A la jardinería, por cierto, llegó después de haber estado trabajando en hostelería, como camarera en un tren y en una tienda de venta de productos naturales.

Abandonará Ourense en cuestión de días, con la maleta llena de experiencias, alguna botella de los vinos cuya elaboración ha vivido en primera persona en la Evega, buenos recuerdos y un léxico enriquecido por las aportaciones y el empeño de quienes han sido sus compañeros. Sacho es una de esas incorporaciones. Ha podido entender, además, el sentido del ya clásico «fai un sol de carallo», que alejaron su muy conocido y habitual gris para dar paso a una luminosidad que este año se hizo esperar, pero que ha conseguido catar. Por fin.

Sari expresa abiertamente su agrado con el trato que ha percibido. El director de la Evega, Juan Casares, responde. Y resalta de ella la buena disposición que ha mostrado en todo momento, sus ganas de aprender y su permanente sonrisa. Y todo ellos, enfatiza, a pesar de la barrera del idioma. Con buena voluntad se han ido superando las dificultades. Aún no se ha ido, admite y ya la empiezan a echar de menos.