Basura

Ruth Nóvoa de Manuel
Ruth Nóvoa DE REOJO

OURENSE CIUDAD

05 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Nunca creí que una foto de la plaza Mayor de Ourense llena de basura -y llena es llena- en una madrugada de carnaval, pudiera definir con tanta precisión los tiempos en los que vivimos. Llenas de porquería se levantaron algunas zonas de la ciudad tras las noches de fiesta. Las que publicamos en las redes sociales de La Voz generaron las críticas de muchos lectores, avergonzados del nivel de guarrería, pero a otros muchos las botellas de dos litros de refresco, las bolsas de supermercado, la ginebra o el whisky, los vasos de plástico cubriendo el suelo no le parecían responsabilidad de quienes los tiraron sino, acabáramos, del Concello que no pone suficientes papeleras o contenedores. O que no madruga lo suficiente para limpiar.

Semejante razonamiento, lo reconozco, me sorprende y me preocupa a partes iguales. Al marrano de toda la vida (se ve que estas noches de entroido había más) no hay que afearle su conducta, pobrecillo, sino reclamar con él a las instituciones públicas que se encarguen de colocar un papelera allí donde él quiera arrojar sus desperdicios, no vaya a tener que molestarse en buscar una o, simplemente, en meter los restos de su botellón en una bolsa, cerrarla (sí, un esfuerzo considerable) y dejarla apoyada en una esquina, así, perdonando la vida.

Puede parecer una cuestión menor aunque en realidad, además de una guarrada, es un síntoma de cómo nos comportamos y de que, a algunos al menos, le da exactamente igual. Porque oye, quien más quien menos ha sentido alguna vez vergüenza al comportarse de una forma poco cívica, fuera llevado por las risas o por la cierta inconsciencia que uno se bebe en una noche de fiesta. Para otros, nada de eso.

La vergüenza no es ser un maleducado y ensuciar lo que es de todos. La vergüenza es para quien se atreve a decirlo y, sobre todo, el hecho de que no le pongan a alguien detrás, con una escoba, faltaría más, para ir recogiendo lo que él tira, que bastante tiene con ser tan simpático y tan marrano como para tener que recoger su basura.