La intermodal que viene

Rubén Nóvoa Pérez
Rubén Nóvoa DESDE MI BARRIO

OURENSE CIUDAD

20 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Como si fuera el día de la marmota, esta semana tocó nueva ración de estación intermodal en Ourense. Con motivo de la apertura del período de exposición pública se volvieron a airear las infografías de Norman Foster y su equipo para el proyecto de A Ponte. La primera propuesta fue recortada por el Gobierno central, que entendió que a Ourense le llegaba una inversión de 150 millones de euros, en lugar de los más de 220 que estaban presupuestados. Falta por ver la puesta en escena definitiva, pero a priori uno tiene la sensación que ese tijeretazo hará que la mayor inversión pública en Ourense va a quedar coja. Coja de intermodalidad, que precisamente es el nombre que lleva. El remiendo al que han obligado al equipo de Foster para encajar una estación de autobuses, que a su vez va encajada en el medio de un centro de salud, no convence. También surgen dudas sobre la reubicación de la playa de vías. Otro reto era el de unir los barrios de A Ponte y O Vinteún y acabar con la fractura de la ciudad. Parecen loables la pasarela y el vial de conexión, pero el cubrimiento parcial de las vías con un muro parece una solución mucho menos acertada que el soterramiento que se planteó en tiempos pretéritos.

A la espera de que las maquetas se conviertan en realidad, lo único cierto es que la mayoría de los viajeros llegan a la estación ourensana en su coche particular o a pie. Y que en autobús lo hace una minoría que es todavía mayor si hablamos de viajes interprovinciales. La intermodalidad sigue siendo una asignatura pendiente.