Atropellos

Rubén Nóvoa Pérez
Rubén Nóvoa DESDE MI BARRIO

OURENSE CIUDAD

09 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Quitémonos la venda de una vez por todos y huyamos de quien se siente cómodo en lanzar la responsabilidad a ese ente abstracto que son las administraciones públicas. La mayoría de los atropellos que se producen casi a diario son responsabilidad única y exclusivamente de los implicados. En realidad, esta afirmación puede extrapolarse sin miedo a equivocarse a cualquier otro tipo de accidente de tráfico. ¿Qué puede hacer un alcalde o el concejal de turno si a un conductor le da por ir borracho y arrolla a un peatón? Nada. Es cierto que Ourense no es la ciudad más amable del mundo para los viandantes o para los ciclistas, pero hacer política o querer imputar a un gobierno las víctimas de atropellos es poco responsable. De nada valdrá que se limite la velocidad a 30 kilómetros por hora o que se rebaje el tiempo de espera en los pasos de peatones más céntricos, la verdadera batalla debe de librarse en los colegios. Hay que educar a las generaciones futuras para que dejen de ver normal coger un coche después de haberse tomado unas copas o después de fumarse un porro durante el fin de semana. Esa es la verdadera asignatura pendiente que entre todos debemos de aprobar. Mientras no se logre ese objetivo tendremos que seguir desayunándonos con noticias que ponen los pelos de punta. Uno no puede sentir más que empatía con la familia de la mujer arrollada por un conductor ebrio y reincidente. Uno no puede más que suscribir las frases de la mujer que estuvo a punto de perder la vida por la cafrada de ese conductor: «Lucharé para que el peso de la Justicia caiga sobre piloto y copiloto». Nada que añadir.