Más de 30 personas han muerto ahogadas en Ourense desde el 2015: «La gente debería tener respeto al agua»

Maite Rodríguez Vázquez
Maite rodríguez OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Imagen del 2018, del rescate de un joven angoleño ahogado en el río Miño en Ourense.
Imagen del 2018, del rescate de un joven angoleño ahogado en el río Miño en Ourense. Agostiño Iglesias

Ríos y embalses son los espacios con más accidentes, además de los pozos

15 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Este año estaba siendo el peor en cuanto a cifras de muertes por ahogamiento en toda España desde el 2018, según venía alertando la Federación Española de Salvamento y Socorrismo. En los siete primeros meses del año (hasta julio) 249 personas, 25 de ellas en Galicia, perdieron la vida en espacios acuáticos españoles. En la provincia de Ourense han muerto más de 30 personas desde el 2015 y tampoco esta temporada se ha librado de una tragedia veraniega en el agua.

La muerte de un chaval de 16 años el viernes pasado en la playa de los Franceses, en A Veiga, es la última y nos recuerda que hay que ser siempre cautos para adentrarse en zonas de baño. Todos los años mueren varias personas en la provincia en este tipo de espacios. Las playas son las áreas en las que se dan más accidentes de este tipo. Aunque Ourense no tiene mar y por ello el número de sucesos es menor que en las provincias con costa, no escapa a estos incidentes. De hecho, casi un tercio de los ahogamientos (un 31%) tienen lugar en ríos y un 35% ocurren en otros lugares con agua.

El verano del año pasado fue un joven senegalés de 24 años el que se ahogó mientras nadaba en la presa de Velle, en aguas del río Miño en Ourense. Desde el año 2004, el río se ha llevado a cuatro personas en el tramo que discurre por el municipio ourensano. En el embalse de Frieira, en Cortegada, era un pescador el que perecía en el agua tras supuestamente haberse resbalado. En el 2021 fue un chico cubano el que falleció ahogado en el embalse de Castrelo de Miño, adonde había acudido a bañarse con unos amigos en la madrugada del 18 de julio. En el año 2020, el río Miño en Ourense se llevó a un abogado lalinense que había ido a pescar a la zona de Reza.

Según el informe por comunidades autónomas que ha publicado la federación de salvamento y socorrismo, en el año 2019 hubo siete ahogamientos en la provincia de Ourense. No se especifica la causa accidental o no de todas estas muertes, pero la mayoría de ellas (6) ocurrieron en distintos ríos: Xares, Limia, Miño, Sil o Xunqueira. Un caso se localizó en un pozo de Muíños. Se cree que el fallecido murió ahogado cuando trataba de limpiarlo.

Un año antes, en el 2018, fueron cinco las muertes por ahogamiento en la provincia, cuatro en ríos y una en un embalse. Uno de esos accidentes se produjo en el río Miño, cerca del puente Romano de la ciudad. Perdió la vida un joven angoleño de 20 años, que resultó arrastrado por la corriente. En el embalse de As Conchas, en Muíños, se localizó el cuerpo de un hombre de 58 años.

Los embalses fueron escenario de dos muertes por ahogamiento en el 2017. Uno ocurrió en As Conchas, en Bande, en la desembocadura el río Cadós y otro en el de Salas, en Muíños. Las piscinas particulares son otro de los lugares más frecuentes para esta clase de accidentes. En la de una casa de Beariz se registro un ahogamiento de una octogenaria en el 2017. En ninguno de los casos se trataba de áreas vigiladas.

Son estas zonas sin vigilancia en las que se producen los ahogamientos. En la ciudad de Ourense, solo está habilitada como zona de baño la playa de la Antena, aunque hay gente que se mete al río en otros puntos. En Vilar de Barrio, en el río Arnoia, hay tres zonas recreativas de baño libre, en Allariz y Celanova el mismo río se usa para refresco y ocio, al igual que las numerosas pozas repartidas por toda la provincia, pero son los bañistas quienes tienen que tomar sus precauciones pues son áreas sin vigilancia.

El 2016 fue más trágico si cabe, con ocho fallecidos por ahogamiento en la provincia. Los ríos fueron de nuevo el espacio acuático principal, pero otras personas perdieron la vida en el agua de un lavadero en Cenlle, haciendo barranquismo en las pozas del Xurés, en Lobios, o en un pozo en Punxín. En otra instalación similar, en Amoeiro, se dio el único ahogamiento registrado en el año 2015.

«La gente debería tener respeto al agua»

Tamara Valverde es socorrista de piscina y de espacios naturales y voluntaria de Protección Civil en la agrupación de Manzaneda. Respecto al incremento en el número de ahogamientos y a la repetición de estos sucesos todos los años considera que hay falta tener precaución personal y formación, a través de charlas o cursos. «El gran problema es que la gente debería de tenerle respeto al agua y ser consciente de sus peligros. Todo el mundo sabe nadar, hasta que un día te encuentras mal o te mareas. Quieres cruzar un embalse de un lado a otro sin ser consciente de que puedes no dar llegado, o sufrir un calambre o encontrarte mal», expone. En las playas hay socorristas para preguntar dónde es mejor bañarse, en los embalses no. Advierte de que hay que ser precavido y «tener cabeza». No alejarse demasiado y nadar en paralelo a la orilla o evitar bañarse de noche son otros de los consejos básicos.

Si no hay socorristas, desde la Federación Española de Salvamento y Socorrismo recomiendan evitar el baño en solitario. Tamara Valverde apoya este punto: «Hay que avisar a alguien que esté pendiente en la orilla». También considera útiles las boyas para ríos y embalses, tanto para dar visibilidad al nadador como ofrecerle un punto de flotabilidad si tiene un percance. Otro de las situaciones que hay que evitar son los cambios bruscos de temperatura, entre la del exterior y la del agua, que puede provocar una indisposición, lo que antiguamente se llamaba corte de digestión y que es en realidad un síncope por hidrocución. Mojarse antes de entrar al agua y meterse en ella despacio, si está turbia y no conocemos la profundidad. No hacer comidas copiosas, ni beber mucho alcohol ni tomar excesivamente el sol antes de bañarse son otras recomendaciones de la federación.

La socorrista ourensana cree que hay que formar a la población. «Antes del verano deberían dar charlas en los colegios porque los niños aprenden rápido», además de los cursos de natación que en su zona ya se empiezan a dar. Advierte de que tampoco se conocen las nociones básicas para rescatar a alguien en peligro en el agua y hacerlo sin saber puede ser arriesgado. En cuanto a las edades, Valverde apunta que «la gente joven no es tan consciente del peligro y los mayores pueden sufrir un desmayo o infarto». Si uno se encuentra mal en el agua hay que salir inmediatamente. La socorrista hace hincapié en que los padres deben estar pendientes de sus hijos cuando están en el agua y fuera de ella.

Aún así, si una persona se encuentra mal repentinamente en el agua, puede seguir habiendo desgracias, pero algunas son evitables.