Al ritmo que nuestros teléfonos mutaron en agendas u ordenadores de bolsillo y nuestra conexión a Internet fue constante, también nos sumergimos en una conectividad continua con nuestro entorno. Son muchas las aplicaciones para estrechar el contacto con quien creamos conveniente. Más de una abuela reclamó atención, mientras el resto de la familia observaba sus pantallas, pero tampoco podemos obviar a las que chatean sin rubor con sus nietos, incluidas en algún grupo de Whats App. Esa moda del siglo XXI a la que muchos nos resistimos, antes de claudicar por fuerza. Porque el que no pica en el grupo de los amigos, está en el de la familia, el trabajo o, peor, en el de los cuñados.
Y ahora que lo pienso, incluso el mundo del fútbol se vio afectado por los mensajes telefónicos grupales, quizás la mejor forma de aunar a formaciones tan heterogéneas como el Barbadás 2016/17 que dirigió Miki López. Pero también era la vía de comunicación con la prensa, por la cual se comunicó que ya no contarían más con el técnico. Fue poco después de concluir el último partido de Liga ante el Compos y de decírselo al propio interesado. Y eso que el joven debutante, como en sus anteriores destinos, cumplió con creces su misión. Le dio aire fresco en su día al Ramirás, llevó al Arenteiro a Preferente con un plantel confeccionada para provincial y navegó en una plaza como la de Monforte, revuelta como pocas. Tampoco se le pueden poner muchos peros en Os Carrís y, aún así, recibimos la notificación: Miki López ha abandonado el grupo. Ojalá vuelva a demostrar pronto su capacidad de trabajo.