La sucesión de robos en coches y casas crea alarma en Ribadavia

m. rodríguez OURENSE / LA VOZ

RIBADAVIA

Uno de los afectados por robos en coches en Ribadavia señala los restos de una ventanilla rota en una calle  del barrio judío de la villa.
Uno de los afectados por robos en coches en Ribadavia señala los restos de una ventanilla rota en una calle del barrio judío de la villa. Santi M. Amil

Los vecinos del barrio judío tienen sensación de inseguridad

10 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La sucesión de robos en Ribadavia en los últimos meses está elevando la alarma social, pues además de la pérdida económica y de los daños materiales que han sufrido los afectados, hay temor a que la escalada delictiva vaya a más, pues alguno de los sospechosos ya ha sido pillado intentando robar en el interior de alguna casa habitada.

Residentes que aparcan en la calle Extramuros, que bordea el castillo, han sufrido robos en sus vehículos. Pero no solo los coches son objetivo de los delincuentes locales sino también las iglesias e incluso viviendas. En la parroquia de Ribadavia, la iglesia de san Xoán y la capilla de la virgen del Portal fueron forzadas.

Calle Extramuros de Ribadavia, donde se estacionaron los coches que fueron objeto de robos.
Calle Extramuros de Ribadavia, donde se estacionaron los coches que fueron objeto de robos. Santi M. Amil

«Entraron en la casa rectoral y en el despacho parroquial. Revolvieron todo en el despacho y se llevaron lo recaudado en las parroquias durante el fin de semana. A la casa parroquial accedió por un balcón bastante alto y me lo encontré a las seis de la mañana. Le abrí para que no tuviera que saltar y se marchó dejando monedas, pero al repasar noté que faltaba dinero de las parroquias, de asociaciones y las joyas de la virgen», relata el párroco José Benito Otero. Una de las joyas que se llevó el sospechoso fue una gran cadena que había sido recuperada tras la detención de una familia de O Irixo.

El párroco también ha sufrido un robo en su vehículo particular. Sucedió en la medianoche de este viernes. Estacionó, explica, al lado de su casa y a las doce de la noche escuchó un ruido. Vio al mismo sospechoso de la vez anterior y llamó a la Guardia Civil. Se encontró su coche con los cristales rotos. Además del perjuicio económico para la parroquia, el cura lamenta la «alarma social» y la «sensación de inseguridad» que están causando estos sucesos. La Guardia Civil está detrás de los sospechosos, pero los afectados se sienten «impotentes» y temen que el problema vaya a más, pues los delincuentes siguen libres aunque alguno fue puesto ante la juez. El principal sospechoso es un toxicómano de la villa, que se junta con otros de concellos vecinos del Ribeiro.

Los daños y robos en los coches se han incrementado y afectan a profesionales que han tenido que dejar de trabajar por los ataques a sus vehículos de empresa. Un taxista de Ribadavia (J. F.) cuenta que ya han sido dos las veces en las que ha sufrido robos en su coche de trabajo. La primera vez le ocurrió durante la Feira do Viño. Después de trabajar todo el fin de semana, el sábado por la noche dejó el coche a dos metros de su casa para ir a por un bocadillo. Y al volver, 15 minutos después, se encontró el vehículo desvalijado y con la ventanilla rota. Además de la pérdida de recaudación, cuantiosa pues fueron días de mucho movimiento, tuvo que dejar de trabajar mientras le reparaban el vehículo. Unos 20 días después, un vecino le avisó a las siete de la mañana de que su coche tenía un cristal roto. Le habían robado lo que tenía dentro, la documentación y unos jabones artesanales que este taxista regala a sus clientes. Esos objetos aparecieron en una papelera del barrio judío. Es en la zona antigua de Ribadavia donde se están repitiendo los problemas. «Entró en casas estando gente dentro. No estamos tranquilos», afirma el profesional.

La Guardia Civil acumula indicios y denuncias, pero ante las quejas de los perjudicados, los patrulleros se excusan en que tienen que cubrir una zona de vigilancia amplia y en que son pocos. Enrique, otro afectado, cuenta que la noche pasada oyó la alarma de un local de hostelería nuevo en la plaza Mayor. «Vi a un chico corriendo y a la Guardia Civil detrás», detalla. En su caso, fueron dos las veces que le entraron en su furgoneta. La primera vez le robaron y la segunda le reventaron la puerta.