«A charanga ten máis mérito que unha orquestra»

Maite Rodríguez Vázquez
Maite Rodríguez OURENSE / LA VOZ

RUBIÁ

Charanga Los Imparables.
Charanga Los Imparables. Santi M. Amil

El veterano músico valdoerrés Javier Barreiro, de la agrupación Los Imparables, lamenta la dificultad para encontrar jóvenes que se comprometan con la música

06 jun 2023 . Actualizado a las 10:48 h.

Las charangas son parte imprescindible de cualquier fiesta que se precie. Y aunque parezca que tener una pequeña agrupación musical para tocar en los festejos populares es fácil, no lo es tanto. Al menos para mantenerla en el tiempo y con compromiso. Así lo ve Javier Barreiro, veterano músico integrante de la charanga Los Imparables, con la que recientemente viene de tocar en las fiestas de Rubiá, encargándose de la parte musical de la hora y media de procesión. «A charanga ten máis mérito que unha orquestra, porque estas poden gravar as notas ou as voces, que o teño visto, pero nunha charanga, sexa na rúa ou nunha procesión, ou tocas ou non soa o instrumento», afirma. Sabe bien de lo que habla porque desde niño tuvo formación musical, que inició en O Barco y terminó en el conservatorio de Madrid con la especialidad de percusión.

Formó parte de una banda militar. «Alí fíxenme músico, había que ter un carné profesional. Había moito traballo». Tocaba en las salas de fiestas Consulado y Victoria por las tardes y en clubes de noche como El Cisne Negro o Molino Rojo, cuenta Javier. «Tiña tres ou catro soldos, paguei a casa e todo. Pola mañá tocaba na banda militar, á tarde facía media xornada no INSS e despois no Consulado e no Cisne Negro. Daquela non había moitos músicos profesionais. Toquei dous anos con Los Tamara en Madrid», recuerda. En aquella época formó parte de dos orquestas, Odesa y Siglo 21, que tenían entre 11 y 17 músicos. Fue representante y organizaba carteles de las fiestas de san Isidro, cuenta. «Cando traballaba alá non se paraba. Dos 365 días do ano, só non se tocaba os luns», añade.

Ahora son peores tiempos para la lírica. Con la charanga Los Imparables les salen bolos en Valdeorras y en la provincia de León. Esta semana tocarán en La Baña y en Quereño, explica. Javier Barreiro volvió a su tierra natal por añoranza, después de jubilarse como funcionario del INSS en Madrid. Su idea de jubilación no incluía la música, pues llevaba desde los 14 años tocando, pero se lo pidió un conocido, representante en Ponferrada, y así empezaron Los Imparables. Son seis músicos fijos, la mayoría veteranos. Les es difícil encontrar componentes duraderos entre la gente joven, lamenta Javier. «Na música hai que saber comportarse, é moi ingrata. Un profesor díxome que primeiro hai que ser educado, segundo saber estar enriba dun escenario —aínda que morra teu pai— e terceiro ser músico», cita. Considera que ahora hay instrumentistas que cumplen la tercera condición, pero no las dos primeras. «Unha cousa é tocar un instrumento e outra estar de cara ao público. Saquei moita xente a tocar, pero non cho agradecen. Póñense a beber e déixante quedar mal», revela.