Cea, el pan gallego que se reivindicó en Europa

SAN CRISTOVO DE CEA

La Indicación Xeográfica Protexida «pan de Cea» fue la primera europea dedicada a este tipo de producto. Las referencias históricas se remontan varios siglos atrás en el tiempo, vinculadas a Oseira

10 feb 2016 . Actualizado a las 16:51 h.

El municipio ourensano de San Cristovo de Cea tiene dos señales de referencia inequívocas: el monasterio de Oseira, que ya contaba con siglos de historia y una frenética actividad cuando se empezó a construir el recinto al que se suele asociar con el tópico de «el Escorial gallego» y el pan. Aunque como suele acontecer cuando se atesora un legado secular, lo mismo acontece con la tradición del pulpo de O Carballiño, ambas cosas acaban por aparecer relacionadas. En el siglo XIII el rey Sancho IV otorgaba privilegio al abad Frei Arias Pérez, por el cual concedía iglesia y feria mensual al Coto de Cea, y la actividad panadera en la villa se incrementaba de forma notable en la época de la Casa de los Austria. El Marques de Ensenada censaba en 1752 a la mayor parte de los vecinos de Cea como panaderos y Otero Pedrayo dejaba constancia de la tradición en su «Guía de Galicia», incluyendo además una fotografía de  una panadeira vendiendo las tradicionales «poias» de pan de Cea en la feria carballiñesa.

La tradición se mantiene y los hornos artesanales decidieron en su día dar la batalla para reivindicar su calidad y luchar contra el intrusismo. No fue fácil y las trabas surgieron en todos las estamentos donde se toparon con la burocracia administrativa. No cejaron en su empeño y, con el apoyo de Medio Rural, consiguieron convertirse en el 2004 en la primera Indicación Xeográfica Protexida de Europa que amparaba un producto tan singular como las piezas de pan de Cea. El Consello Regulador de la IXP controla que se cumpla la normativa,   las características y el proceso de elaboración de las piezas -los siete pasos que van del amasado al «rever» o maduración-. En un muncipio de poco más de 2.300 habitantes hay 18 hornos adscritos a la marca «Pan de Cea» y el producto se presenta individualmente: envuelto en bolsa de papel, con la etiqueta y el numero de la IXP y la leyenda: «Ingredientes: fariña de trigo, auga, sal e fermento natural».

El ourensano es el único pan de Galicia que cuenta con un reglamento que estipula sus características y que protege su elaboración y comercialización, lo que ha repercutido beneficiosamente en el sector. Según Carlos Rodríguez, presidente del organismo regulador, la experiencia ha sido muy positiva: «Conseguimos erradicar a competencia desleal e o fraude que había en relación ao pan de Cea, sobre todo na zona de Coruña e na franxa costeira de Pontevedra, e ao mesmo tempo acceder a un mercado e a sectores nos que antes nos tiñamos presenza». En 2004 la producción de piezas era de 225.000 al año, superando las 590.000 unidades al cierre del ejercicio 2015. Además, la IXP ha ampliado considerablemente su radio de acción: «Agora estamos nas tendas delicatessen e nos espazos gourmet e contamos con presenza nas áreas comerciais. Iso tamén fixo que a hostelería e outros sectores de zonas como Asturias, Euskadi, Cataluña, Madrid, Valencia ou Estremadura demanden as pezas e conten co noso pan», según indica el presidente de los artesanos del municipio ourensano. La implicación vecinal e institucional con el sector es una realidad.

El Concello ha promovido la adquisición y restauración de varios hornos antiguos -históricamente se hacían turnos para cocer en muchas de estas edificaciones-, se cuenta con dos esculturas en homenaje a los panadeiros, una de las mismas realizada por Acisclo Manzano, y desde el año 1992, cada primer domingo de julio, se celebra la fiesta de este producto. En los últimos años, con una destacada presencia del resto de las denominaciones de origen y las indicaciones protegidas que tiene Galicia en el sector de la alimentación. Desde el Forno do Carlos el presidente de la IXP ve el futuro con optimismo: «Nós manteremos a marca e que se protexa o pan galego axudará ao sector».