«A xente quere velar aos mortos na aldea»

VERÍN

santi m. amil

Tras las reformas que se están llevando a cabo está el deseo de los vecinos de tener un velorio cerca de casa

22 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«O noso problema foi a falla de luz, pero xa está arranxado». Con estas palabras resume Domingo Rodríguez Diz, pedáneo de Mandín, una aldea de 190 vecinos de Verín, el tema de la legalización del velatorio. En la capital comarcal, a diferencia de otras localidades ourensanas, solo hay dos velorios en el rural, en Mandín y Tamaguelos.

En el primero de los casos, lo que inhabilitó temporalmente la instalación fue una deficiencia eléctrica vinculada a la poca potencia de luz. «Un día veu a compañía eléctrica e cortou o suministro», explica el pedáneo. El pueblo pidió ayuda entonces al Concello. La única solución era colocar una nueva instalación, sufragada por las arcas municipales. «Soterráronse os cables e puido reabrirse o velorio en pouco tempo», apunta Rodríguez.

La necesidad del servicio es más que urgente para el pueblo. «A xente quere velar aos seus mortos na aldea e non ter que ir a Verín. A xente aquí está maior e un velorio é algo importante», argumenta el pedáneo. El uso que este pueblo da a la instalación fue especialmente intenso el año pasado: más de un 5 % del vecindario se convirtió en usuario obligatodo del velatorio. «Houbo dez falecidos o ano pasado; moitos, xa que somos un pobo pequeno. Hai veces que hai un ou dous; varía moito», resume Rodríguez.

Las reparaciones o adaptaciones en otras dependencias fueron en algunos casos meramente puntuales. En Rebordechá, en Xinzo de Limia, por ejemplo, solo fue necesaria una pequeña remodelación para aislar la puerta de acceso a la sala mortuoria.

El pedáneo, José González, considera que este servicio es fundamental en una aldea en estos tiempos. «No es ningún capricho. Esto es algo muy trascendente para un pequeño núcleo de población. Hay mucha gente mayor y a veces no hay recursos económicos para gastarse 300 euros en un velatorio privado -dijo-. A la gente le gusta velar a sus muertos cerca de casa, en el propio pueblo si es posible».

En Xinzo se adaptaron once velorios. Los de los pueblos de Lamas, Ganade, Laroá, Morgade, Pena, Solveira, Piñeira Seca y San Pedro, se sumaron a Paredes, Faramontaos o Novás, ya regularizados anteriormente.

El teniente de alcalde, Manuel López Casas, indicó que el Concello había colaborado con los pedáneos para la ejecución de obras de adaptación. En la mayor parte de los casos se trató solo de sellar la habitación donde se vela al finado.

Xinzo cuenta con uno de los récords de toda Galicia en cuanto a número de este tipo de dependencias en un municipio de 10.000 habitantes. En la última década hubo 22 locales rurales (aparte de los tres privados de la villa) que acogieron velatorios, lo que dejaba una ratio de una instalación mortuoria por cada 454 habitantes.

Uno por cada 113 vecinos

Todavía más llamativo era el caso de Cualedro, donde en su momento existieron 16 para un municipio de 1.808 residentes. Nada menos que un velorio por cada 113 vecinos. Nueve están regularizados. Hace doce meses solo estaban en situación legal los de la capital, A Xironda y Montes. La corporación local aprobó en pleno una iniciativa para colaborar con los pueblos donde había velatorio. «Se llegó a acuerdos con los vecinos para que ellos asumieran el coste del equipo de refrigeración que exige Sanidade. El coste de los trabajos de reforma de los viejos locales sociales corrió a cargo del Concello, que contó con la colaboración de la brigada de obras de la Diputación», explicó el alcalde, Luciano Rivero. Ahora otras seis instalaciones -San Millán, Padroso, A Saceda, Carzoá, As Estivadas y Atás- disponen también del visto bueno de la Xunta.

Otro concello que contó con una regularización masiva y rápida fue Monterrei. Cinco instalaciones ilegales en el 2016 superaron las pruebas exigidas por Sanidade. Son los casos de Flariz, A Caridade, A Magdalena, San Cristovo y Medeiros.

En las comarcas del occidente ourensano se han ido acometiendo las regularizaciones y las adaptaciones de los locales a la nueva normativa de forma paulatina, descartando aquellos casos en los que los cambios necesarios hacían prácticamente inviable o muy costosa la adaptación.

En el municipio de Castrelo de Miño, por ejemplo, el tanatorio que estaba pendiente de regularización era el de Macendo y los vecinos - no es de propiedad municipal- llevaron a cabo las adaptaciones necesarias.

En Maside se dilató la situación de Dacón, al solicitar Concello y asociación de vecinos la legalización, lo cual retrasó el proceso para dilucidar la titularidad de la instalación. El Concello procedió a regularizar todos los velatorios, descartando el de Santa Comba por el excesivo importe de las actuaciones a llevar a cabo. En O Irixo se concentraban una buena parte de las instalaciones pendientes de adaptar a la nueva normativa; se realizaron todos los procesos para cumplir dichos requisitos, tanto en los casos de titularidad municipal como de los colectivos vecinales. Queda pendiente, como acontece en Maside, hacerlo en uno de los velatorios (Carballeda) por la importante inversión a realizar.

Cartelle, por su parte, tiene legalizados los dos velatorios, tanto en la capitalidad municipal como en Outomuro. En otras localidades, como Santo Tomé o As Marabillas, realizaron las reformas exigidas por la ley para usar locales sociales y ya presentaron la solicitud en el Concello. El local social de Sabucedo ya fue también adaptado a las normas sanitarias pero todavía falta la solicitud en la casa consistorial. En Lobios, la mayoría de los pueblos velan a sus muertos en el recinto municipal en la capitalidad. En proceso está el de la parroquia de Grou, más alejada, que prefiere tener su propio velatorio.

En Maceda tienen dos salas municipales ya acondicionadas según la ley. Pero como algunos pueblos también quieren tener el suyo propio, en Pías construyeron uno y hay solicitudes de los pueblos de Celeirón y de Vilar de Cás.

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