Del dique seco al gol de la victoria

Luis Manuel Rodríguez González
luis m. rodríguez OURENSE / LA VOZ

VERÍN

Santi M. Amil

Dani Arbo relanzó al Arenteiro en Gondomar después de tres meses de baja por una lesión de espalda

15 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El fútbol es tan veleidoso que lo que hoy es negro puede iluminarse al próximo partido como por arte de magia, por mucho que en realidad solo sea un efecto visual. No era para verlo oscuro exactamente, pero el revés del Club Deportivo Arenteiro ante el Valadares dejó a los carballiñeses un tanto cabizbajos, al ver como sus inmediatos perseguidores se acercaban en la tabla clasificatoria a solo dos puntos, haciendo peligrar su plaza de ascenso. Tocaba viajar además a un feudo complicado como el de Gondomar y Manel Vázquez contaba además con varias bajas de considerable importancia, además de jugadores tocados. Así optó por adelantar la reaparición de Dani Arbo.

«No pensaba que pudiera volver a jugar tan pronto, estuve tres meses sin hacerlo por una hernia lumbar, en la parte de abajo de la espalda. Es un problema bastante molesto. En realidad tenía que pasar por el quirófano, pero la mutua no se hace cargo porque no es una lesión específica del fútbol, así que me dediqué a hacer rehabilitación, hasta que mejoró con el descanso», relata el propio jugador. El técnico, sabiendo que es una de las piezas fundamentales del equipo y viendo que se sentía bien, le concedió la titularidad y el de Arbo no defraudó.

Porque Daniel Álvarez Fernández destaca en tareas defensivas o de medio centro de contención, como actuó en As Gaiandas. En clubes como el Ponte Ourense, Verín o Polígono, entre otros, ya saben que además de esa habilidad es capaz de hacer mucho daño en el área rival, sobre todo en la estrategia y también aprovechando su potente golpeo. El pasado domingo, fue otra vez decisivo: «Fue un balón que me había metido yo en su área de cabeza, lo rechazaron y me cayó al pecho, no quise dejarlo botar, porque el campo estaba pesado y probé fortuna de volea, porque recordé que el portero había estado adelantado todo el partido. Esta vez salió bien y entró».

Un auténtico obús, que por mucho que diga Dani no es el primero. La pasada campaña también resultó irregular, debido a las lesiones, al perderse toda una vuelta, pero en la anterior, había firmado 13 dianas. «El noventa por ciento de ellas de cabeza», recuerda este todo terreno que va de área a área en Espiñedo.

Como sus compañeros, está empezando a disfrutar de un sueño que cada vez cobra más visos de realidad en el entorno del Arenteiro: «A cualquiera le hace ilusión ascender a Tercera, pero esto es la Preferente y aquí puede pasar cualquier cosa en cualquier momento. Nosotros confiamos en nuestro equipo y quizás por eso hemos sabido salir bien de la derrota ante el Valadares. Desde que llegó Manel llevábamos un año sin perder en liga. Algún día tenía que llegar».

Se reconoce feliz en O Carballiño, cómodo en un club que le permite ofrecer su mejor cara en el balompié en una plantilla en la que, recién cumplidos los 30 años, es uno de los veteranos. Si su espalda lo deja, será clave.