En 1923 en Verín sonaba el lema del Somatén: «Paz, paz y siempre paz»

marcos g. Hervella VERÍN

VERÍN

Acto celebrado en Verín en 1923
Acto celebrado en Verín en 1923 Cedida

Esta institución, de carácter medieval y formada por milicias locales, tenía el objetivo de mantener el orden público

01 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace unos días recordé que en mi archivo tengo abandonadas un puñado de antiguas fotografías aún sin catalogar por no disponer de la información relativa a ellas. Me propuse anotar un poco de historia sobre las mismas. Emprendí la tarea con una imagen donde se puede ver a ciertas autoridades en la celebración de un acto. Despertó mi interés cuando me percaté de que el origen de esa instantánea era local. Atraído por la esperanza de disponer de más datos, unas y otras fotografías se fueron enlazando como si fueran piezas de un puzle con otros documentos, crónicas e insignias que guardo a buen recaudo. Finalmente todo giraba en torno a la entrega de la bandera al Somatén de Verín.

Se conoce como Somatén a una institución de carácter medieval, formada por milicias locales y que tenía como objetivo el mantenimiento del orden público. Tuvo su apogeo cuando en septiembre de 1923 el general Primo de Rivera, al hacerse con el poder, instituyó en todo el territorio nacional los Somatenes Armados de España y los dotó de una estructura moderna. El Somatén no se concibe sin los desfiles, los actos de glorificación de la patria y la bandera, y de él formaron parte «personas honradas para sembrar ideas buenas y extirpar las malas» que se dedicaron a «trabajar con fe y amor contra las propagandas egoístas, antipatrióticas y disolventes». Normalmente eran personas pudientes y acomodadas o grandes propietarios amadrinados por damas de lo que se llamaba buena sociedad.

El 24 del mes de julio de 1924, día de la Entronización del Sagrado Corazón de Jesús, se celebró con toda solemnidad la bendición y entrega de la bandera al Somatén del partido de Verín, donde se organizó una gran parafernalia con decoraciones y ornamentos que eran comunes en estos actos ostentosos. A la entrada de la villa esperando la llegada de las primeras autoridades eclesiásticas y civiles de la provincia se encontraban el Somatén en correcta formación, precedido de la Banda de Cazadores de Mérida, las autoridades del distrito, representantes del clero, comisiones de Unión Patriótica y el pueblo de Verín en pleno. Entre telas que vestían los balcones con los colores nacionales y a los acordes de un alegre pasodoble se dirigió la comitiva en perfecta marcha triunfal hacia la Plaza de García Barbón, en la cual se había levantado un altar donde se celebraría la liturgia. Previamente, el abanderado señor Salgueiro, acompañado de la escolta, salía a recibir la bandera que era llevada entre los aplausos de la multitud por la señora Ángela Nieto Romero, en representación de la madrina su hermana doña Isabel Nieto Peláez. Seguidamente comenzaba la misa de campaña.

Concluido el Santo Sacrificio, la madrina se acercó a las gradas del altar, seguida del abanderado señor Feliciano Salgueiro, del cabo de partido señor Serafín Hervella, del cabo de escolta señor Cid y, llevando «la madrina que aparece ataviada con la clásica mantilla española, la rica enseña que su señora hermana regaló al Somatén, procede el señor obispo de esta diócesis a la bendición haciendo luego entrega de la bandera al cabo de partido y ésta al abanderado». Seguidamente la señora de Romero subía a la tribuna preparada para ese fin y proclamaba unas palabras: «El Somatén debe implantarse, fomentarse y difundirse porque sus inmediatos efectos son de vigorización del espíritu cívico y de engrandecimiento de la patria, en momentos aciagos en que la catástrofe a su alrededor se cierne y golpea rudamente a las puertas de la desesperación el fantástico espejuelo de la salvadora revolución». Terminó con grandes vivas, que fueron contestados con entusiasmo.

A continuación el Cabo de Partido, señor Hervella, agradecía «en nombre del Somatén Armado de este partido a las dignísimas autoridades Eclesiásticas, Civiles y Militares que con su presencia lo honran y enaltecen y a cuantos con su asistencia contribuyen al mayor esplendor del mismo…» donde «una vez más la Cruz y la Espada, se unen y confunden en amoroso abrazo, ansiosas de conseguir la redención y salvación de nuestra adorada patria, de nuestra España querida». El final de su alocución la dedicaba a las virtudes encarnadas en las mujeres españolas: «Símbolo de amor, de fervor religioso, de fuerza y patriotismo… y todas estas virtudes excelsas e inmarcesibles se encarnan y se resumen en nuestra madrina doña Isabel Nieto de Peláez y en la distinguida dama que tan dignamente la representa doña Ángela Nieto de Romero… solamente podemos corresponder dándoos una seguridad y haciéndoos una ofrenda, la seguridad de nuestra gratitud eterna, por habernos honrado de tan significada manera, la ofrenda de derramar nuestra sangre si preciso fuera en defensa del honor y la seguridad, el orden y tranquilidad de las familias todas de este valle. ¡Viva el Rey! ¡Viva nuestro amadísimo Prelado! ¡Viva el señor gobernador civil de la provincia! ¡Viva el Somatén de este partido! ¡Viva nuestra madrina! ¡Viva España!». Concluía el evento con el agradecimiento del obispo y excitaba a los somatenistas a cumplir con toda fidelidad los deberes que su cargo les imponía, dando por último la bendición que el público recibió de rodillas.

Terminada la ceremonia de la bendición se organizó la comitiva que, precedida por la banda de música y al ritmo de la Marcha Real, entre los aplausos de la multitud, se dirigió a la casa del señor Hervella donde se depositó la bandera.

En el ahora desaparecido gran Hotel Salgado se celebró el convite, donde se homenajeó a la madrina de la gala y a los prestigiosos convidados que habían participado. El salón del hotel «se hallaba artísticamente adornado y en él se había dispuesto la mesa preparada con mucho gusto». Ocuparon la presidencia la madrina doña Ángela Nieto de Romero; el gobernador civil Muñoz Delgado; el prelado Cerviño; el alcalde Martínez; el juez de instrucción, García Vara; el delegado gubernativo Fernández Domínguez y el cabo del Somatén, Hervella. Por último el gobernador invitó a la madrina a visitar el balneario de Cabreiroá, siendo obsequiados por su propietario el abanderado del Somatén don Feliciano Salgueiro García Barbón.

En definitiva, se puede decir que ese día de julio de 1924 Verín pregonó a grito entusiasmado el lema del Somatén: «Paz, paz y siempre paz».