«O condutor dixo 'agarrádevos' e xa o bus empezou a caer»

m. villar / m. cobas O BARCO / LA VOZ

VILAMARTÍN DE VALDEORRAS

MIGUEL VILLAR

Antonia Sinaí y José Manuel Pinto sobrevivieron al accidente de bus de Vilamartín en 1977

21 abr 2017 . Actualizado a las 11:27 h.

Han pasado 40 años, pero los recuerdos siguen muy presentes entre aquellos estudiantes que viajaban en el autobús escolar de Vilamartín de Valdeorras a A Rúa para ir a clase por la tarde y que nunca llegaron porque se rompió una mangueta de la rueda delantera y el conductor perdió el control del vehículo. «Sentimos un ruído moi forte e o condutor dixo: ‘agarrádevos onde poidades’; e xa o bus empezou a precipitarse», recuerda Antonia Sinaí.

«Esa estrada estaba en moi mal estado, e houbo un bache moi forte e nese momento foi cando rompeu a mangueta da dirección, e ao romper a mangueta quedou sen freos e sen dirección, e xa quedou enfilado cara o pretil, e foi cando el viu que xa non tiña man no autocar», apunta por su parte José Manuel Pinto, que en el momento del accidente tenía 15 años. Dice que el chófer dio varios volantazos, pero ya no tenía control sobre el bus. «E dixo, agarrádevos...». El bus cayó ladera abajo, y en las vueltas de campana varios de los escolares salieron despedidos. Pinto no fue uno de ellos. En su caso quedó atrapado en el interior del autocar, que quedó volcado sobre la vía del tren. No podía salir. Porque el bus estaba ruedas arriba y «había unha certa altura que non a podías vencer», señala el superviviente, quien además, en su casa todavía lo tenía más difícil porque tenía las dos piernas rotas. «Non podías saír, e coas pernas rotas, menos... Eu, pero os meus compañeiros, igual», añade. Tardaron unos veinte minutos en sacarle del autobús, y después fue trasladado a la residencia de Ponferrada. Su pronóstico era muy grave, tal y como recogía la crónica publicada en La Voz el 20 de abril de 1977. La misma noticia recogía también que la mujer fue trasladada, en estado grave, a la residencia sanitaria de Ourense.

Antonia y José Manuel fueron dos de los entonces escolares que no quisieron perderse el homenaje a los fallecidos en aquel siniestro que tuvo lugar el miércoles. En el atrio de la iglesia de Vilamartín se colocó un monolito en recuerdo de los doce chavales fallecidos, con una placa en la que aparecen todos los nombres y la frase «Siempre en nuestros corazones». Antonia y José Manuel fueron, pero no les fue fácil. Los recuerdos brotaban a cada momento y sobre todo ella no pudo evitar las lágrimas durante el discurso de Gelines Trincado.