El precio de la carne y el coste de los purines ahogan a 300 granjas porcinas

sindo martínez XINZO / LA VOZ

XINZO DE LIMIA

Santi M. Amil

La comarca de A Limia acoge casi el 20 % de la producción que se realiza en Galicia

10 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La sombra del cierre se cierne sobre cerca de 300 explotaciones industriales porcinas de A Limia. La caída del precio de esta carne durante el último año y medio y el alto coste del tratamiento y depuración de los purines pone en solfa el futuro del sector a nivel comarcal.

Estas granjas de cerdos en la comarca antelana suponen más de la mitad de las existentes en la provincia y el 17% de las radicadas en toda Galicia. Fuentes de la asociación Adegal expusieron que, aunque por el momento ninguna de esas explotaciones ha tenido que echar la persiana, su futuro es muy incierto.

El aspecto más negativo es el descenso en la tasación de la carne en el último bienio, que ronda el 33 %. El alto volumen de producción ha hecho descender los precios desde los 1,4 euros por kilo hasta los 0,95 o 1 de la actualidad.

Las pérdidas son más elevadas si se tiene en cuenta que el precio de producción medio de un kilo de carne, entre piensos, instalaciones y otros gastos se sitúa en 1,2 euros por kilo de animal. En total, en A Limia hay unos 170.000 cerdos de ceba, por los 310.000 de Ourense y el millón de Galicia. La otra situación negativa que sacude al sector parece ya más estructural que un problema puntual. Desde hace dos años, A Limia no cuenta con ninguna planta de tratamiento de purines ganaderos tras el cierre de la de Coren en Sarreaus, que era la única existente en Galicia.

Eso supone que más de 100 millones de toneladas anuales de residuos ganaderos no son tratados allí. La salida es verter esos purines en fincas arrendadas a bajos precios, pero ubicadas lejos -como en A Cañiza y algunos municipios lucenses- y con un elevado coste de transporte.

Un gasto a mayores

Estas circunstancias suponen gasto adicional con respecto a hace dos años de más de 45.0000 euros anuales desde el año 2014, cuando echó el cierre la planta de Sarreaus. Maite Joga, presidenta de Adegal, comentó: «Hay que tener en cuenta que este es un sector muy importante en la comarca. La administración debería acometer ayudas de forma inmediata para este tratamiento de purines. Al menos de momento no va a volver a abrir la instalación de Sarreaus y la situación financiera de muchas granjas en la comarca está al límite», según expuso Joga.

Sobre el desplome del precio de la carne, Maite Joga valoró: «Es algo que viene de atrás, no de los últimos meses, pero que ha reducido mucho los ya escasos márgenes de beneficios para los ganaderos».

Los residuos contribuyeron a degradar el agua del río Limia y del embalse de As Conchas

La gran cantidad de granjas y de residuos ganaderos de purines ha sido un factor determinante en la progresiva contaminación del agua del río Limia y de la aparición masiva de cianobacterias en el embalse de As Conchas. A ello se han sumado los efectos del uso de fertilizantes en la comarca agrícola más importante de toda Galicia, con 110 millones de kilos anuales de patatas y 60 de cereal. Esa degradación fue hace un par de años el motivo de la puesta en marcha del Plan Life Regenera A Limia, con un coste de más de 2 millones de euros. Además de otras actuaciones de eliminación progresiva y racionalización de abonos y tratamiento de purines, esta actuación incluyó la reforma integral de la estación depuradora de aguas residuales de Xinzo.

Durante los próximos meses, la iniciativa continuará con la puesta en marcha de un sistema de depuración de purines a través de una laguna artificial en Sandiás. El novedoso proyecto separará el líquido del material sólido orgánico de los desechos y permitirá la reutilización de esa agua para regadío. Estudios de grupos ecologistas como la SGHN evaluaron en su día en más de 700 millones los kilos de purines generados cada año en tierras antelanas. La planta de Coren en Sarreaus depuraba poco más de 110 millones. Algunos de estos ecologistas han sorprendido en varias ocasiones a algunos propietarios de granjas vertiendo los desechos en plena zona de la antigua Lagoa de Antela.