En 1992 Antonio Cid puso a Xunqueira de Espadanedo en el mapa del olimpismo

XUNQUEIRA DE ESPADANEDO

Antonio Cid en acción. Imagen de archivo de 1992
Antonio Cid en acción. Imagen de archivo de 1992 Pili Prol

Hace 30 años el ourensano que salió del entorno rural se convirtió en uno de los mejores jugadores de boccia en los juegos paralímpicos

26 jul 2022 . Actualizado a las 12:39 h.

Antonio Cid Cortés (Xunqueira de Espadanedo, 1954) aprovechó una fecha histórica para el deporte español, para encumbrarse como jugador de boccia (disciplina paralímpica) y reivindicar los esfuerzos de los deportistas con parálisis cerebral, así como en su caso a las personas que se buscan la vida en un entorno rural como el de su pueblo.

Las medallas de Antonio en Barcelona 1992 fueron solo la punta del iceberg de una gran gesta de superación, porque a sus dos oros, sumó otro más en Atlanta 1996, dos platas en Sidney 2000 y un bronce más en Atenas 2004. Ese brillante palmarés olímpico se une a siete metales más en campeonatos del mundo, cinco en europeos y dieciséis en los nacionales. Muchos le llaman el Messi del boccia, por lo que representó para generaciones futuras con todos esos éxitos.

Y todo empezó desde que Antonio entró en contacto con la Asociación Aixiña y el inolvidable Recaredo Paz. Antes practicaba en el pasillo de su casa con unas bolas danesas que su hermana había conseguido en Holanda. Gracias a quienes lo ayudaron a desplazarse desde la aldea de A Graña a la capital ourensana, el tenaz Antonio llegó a convertirse en un mito paralímpico.

Problemas para entrenar

Después de terminar su trayectoria deportiva, lo cierto es que no fue bien aprovechada la experiencia de Antonio para trabajar con jóvenes que accedían al boccia. Aixiña volvió a realizar todo el esfuerzo posible para facilitarle el traslado a Ourense, pero las instituciones no apostaron por sus servicios en ese sentido.

Con el paso del tiempo sus viajes a la capital ourensana se fueron haciendo más esporádicos y vive en A Graña con sus familiares, muy cerca de la plaza que fue rebautizada con su nombre y de la placa que relata todas sus hazañas, así como las medallas del Consejo Superior de Deportes y de la Xunta de Galicia, reconociendo sus méritos en competición.