Podemos es incapaz de alcanzar el consenso en su primera asamblea

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo BAreño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

Los críticos advierten a Iglesias de que no se apartarán aunque sean minoría

20 oct 2014 . Actualizado a las 12:23 h.

«No soy imprescindible. Soy un militante, no un macho alfa, y me pongo a las órdenes de la mayoría». La frase de Pablo Iglesias en el cierre del congreso fundacional de Podemos resume la incapacidad de la formación para lograr un consenso, su decisión de no pactar con sus críticos y la de someter a los militantes la responsabilidad de si él debe ser el único líder de la formación. Pero refleja también su determinación de abandonar la dirección del partido que creó hace menos de un año en caso de no conseguir el respaldo de la mayoría.

Su empeño en plantear la asamblea como un órdago en el que quien pierda debe ser apartado marcó ayer el debate. La posibilidad de que Iglesias deje de liderar el partido pareció asustar a todos, hasta el punto de que la gran mayoría abogó por un acuerdo entre su grupo y el de Pablo Echenique, para impedir la división.

Pero el pacto no fue posible. Iglesias lo rechazó explícitamente al afirmar que una de las virtudes de Podemos es precisamente saber «decir no» cuando lo más fácil es decir «sí». «Por esto tienen tanto miedo a Podemos. Porque somos capaces de decir que no», dijo desde la tribuna.

Pero, por primera vez, a Iglesias le respondieron con contundencia en su propio partido. Pablo Echenique, cabeza visible del equipo que se opone a una secretaría general única, defendió sus tesis afirmando que una de las ventajas de una dirección colegiada consiste en que con un órgano de dirección plural «se cometen menos errores», de la misma manera que en el juego del Trivial «un equipo de 20 personas puede responder a más preguntas correctamente que uno de seis». «Es muy difícil hacerlo mejor que Pablo con un micrófono o en un programa de televisión», dijo Echenique. El eurodiputado de Podemos, que sufre una enfermedad que le obliga a ir en silla de ruedas, añadió sin embargo que es probable que una persona que se encuentra en su misma situación de discapacidad «abra los oídos y los ojos cuando hablo yo, aunque no esté haciendo un papel tan bueno y tan potente». Sus palabras fueron recibidas con una gran ovación.

Los críticos dejaron claro que, en contra de lo que les invitó a hacer Iglesias, no están dispuestos a apartarse de la dirección aunque no obtengan el apoyo mayoritario. «Salga lo que salga de esta asamblea no nos vamos a echar a un lado, damos diez pasos al frente», afirmó Teresa Rodríguez, del equipo de Echenique.

Eficacia y democracia

Y, respecto a la afirmación de Iglesias de que «con tres secretarios generales no se le gana a Rajoy y Pedro Sánchez y con uno sí», los críticos le respondieron que «las elecciones no las gana un secretario general, ni dos ni tres, las gana la gente». El propio Echenique rebatió luego con firmeza el último argumento de Iglesias para defender el liderazgo único, el de la eficacia, afirmando que no es necesario «elegir entre eficacia y democracia porque podemos tener las dos».

Consciente del impacto que habían tenido las palabras de su rival, Iglesias trató de rebajar la tensión, aunque haciendo a la vez un alarde de su control sobre la militancia. Reclamó, hablando en voz baja, que nadie aplaudiera su intervención. Respondió a las peticiones de consenso entre él y Echenique defendiendo el valor de sostener una tesis pese a que haya otras voces que no la compartan, y afirmó que él se la «juega» actuando de esa manera. «Ser militante significa defender posiciones sabiendo que muchos compañeros no están de acuerdo contigo», insistió. Pese a su petición, fue largamente aplaudido.

El primer encuentro presencial de Podemos se cerraba así con la incertidumbre de si Iglesias seguirá liderando el partido. Una decisión que tomarán ahora los militantes al votar, desde hoy y hasta el día 26, qué modelo de organización de partido desean tener.