El mal tiempo obliga a los turistas a inventarse un verano sin pisar playa

Nino Soto PONTEVEDRA

PONTEVEDRA

RAMÓN LEIRO

Senderismo, conducir un quad o navegar son algunas de las alternativas a los arenales Los visitantes optan por recorrer cascos históricos, ir de tapas, conocer el medio rural y visitar museos

14 jul 2007 . Actualizado a las 07:00 h.

?l mal tiempo, buena cara. A pesar de que las condiciones meteorológicas no están acompañando del todo al turista de sol y playa, el visitante dispone de una amplia oferta de actividades alternativas en las que invertir sus días de vacaciones, desde disfrutar de una ruta de senderismo y visitar museos, hasta realizar paseos en barco e ir de tapeo. «No hay una receta ideal», subrayó Octavio Rodríguez, gerente del Patronato de Turismo Rías Baixas. «Cada turista es un mundo», añade, para afirmar que aunque no se den las circunstancias para tomar el sol en la playa, sí existen otras posibilidades de ocio. Para empezar, Pontevedra y su comarca, al igual que el resto de Galicia, cuentan con un calendario inagotable de citas gastronómicas y fiestas veraniegas. El turista, por ejemplo, ante la imposibilidad de ir a Silgar, Portocelo, Pescadoira o Baltar, puede degustar almejas en Poio, carneiro ó espeto en Moraña, cebolla en Sanxenxo, y comida al estilo medieval en Pontevedra. El foráneo también aprovecha para descubrir la historia de los lugares que visita. Sin ir más lejos, la ciudad de Pontevedra acoge uno de los museos provinciales más importantes de toda la geografía española. En el Museo de Pontevedra, un complejo de varios edificios localizados en el casco histórico, hay fondos que datan desde la prehistoria hasta nuestros días, así como colecciones de numismática (estudio e monedas y medallas), fondos etnográficos y piezas de arte decorativa. Otro centro de atención es el parque arqueológico de arte rupestre de Campo Lameiro, localizado en el monte Paradela sobre una superficie de 20 hectáreas. Su colección de grabados convirtió el municipio en la capital del arte rupestre al aire libre, petroglifos pertenecientes a las edades de Bronce y de Hierro. En la agenda del turista tampoco puede faltar una visita al monasterio de Poio, que data del año 942, y al Museo Massó de Bueu, emplazado en una antigua conservera dedicado al mundo de la navegación y la etnografía. Asimismo, perderse por los casos históricos de Pontevedra o Combarro son alternativas válidas para liquidar el tiempo de ocio. Al aire libre «Nos sobran lugares que visitar, no hay necesidad de playa», subrayó una turista que ayer paseaba por la calles de Pontevedra. La chica, acompañada de otras madrileñas, apuntó que el mal tiempo no le priva de disfrutar de su tiempo libre antes de regresar a la capital de España. «Esta semana fuimos de compras a Portugal, paseamos por la ciudad y comemos todos los días de tapas», señala. No obstante, la oferta turística lejos de los arenales también incluyen la realización de actividades deportivas. En la área de influencia de Pontevedra, se puede conducir un quad o hacer parasailing en Sanxenxo, caminar por Cotorredondo, y recorrer varias rutas de senderismo por Cotobade y A Lama. «Uno se sorprendería de la energía que traen los turistas y las ganas que tienen por conocer lo desconocido», destaca Octavio Rodríguez. «A muchos ya no les importa la playa. Pontevedra es una maravilla, no hay tiempo para aburrirse».