El particular Tour de Rodrigo

manu otero POIO / LA VOZ

PONTEVEDRA

CEDIDA

El ciclista aficionado Rodrigo García cruzó la Península, tras partir de Pontevedra, de oeste a este en 70 horas, 1.100 kilómetros, sin descansar

30 jun 2015 . Actualizado a las 08:16 h.

La titánica aventura emprendida por el alicantino Rodrigo García el pasado jueves desde Raxó tocó a su fin el domingo de madrugada cuando el ciclista llegó a su ciudad natal, Santa Pola. Allí fue recibido por sus seres más queridos que, entre besos y abrazos, le hicieron entrega de un ramo de flores sin darle tiempo a bajarse de la bicicleta.

Las felicitaciones eran más que merecidas. García acababa de cruzar la Península de oeste a este, sin bajarse de la bicicleta nada más que para satisfacer sus necesidades vitales. Y todo por amor a la bici y a la naturaleza, pues su única motivación no era otra que reivindicar un mayor uso de este transporte para combatir la contaminación.

Fueron más de 70 horas sin cerrar los ojos, 44 de ellas pedaleando, alentado por el ánimo de la gente en cada una de las ciudades que atravesaba. «Noté mucho el apoyo de la gente», señala García. Una fuerza que necesitó en la recta final de su odisea, pues en Albacete, a pocos kilómetros de la meta y ya con mucha fatiga en sus piernas, tuvo que soportar «temperaturas de hasta 45 grados, lo pasé muy mal», puntualiza el ciclista. Aun así, Rodrigo hace un balance positivo y «si por mi fuera, me cogía la bici ahora mismo e iba de vuelta», recalca.

En esta aventura que duró más de 1.100 kilómetros, recibió los ánimos de la población de Ourense, Benavente, Ávila, Toledo, Albacete y Alicante, donde realizó pequeñas escalas. Aunque el mensaje que más le caló fue el de su hija justo al bajarse de la bici. «Papi, te voy a pinchar la rueda para que no te vuelvas a ir», relata Rodrigo admitiendo que su niña fue quien mas lo echó de menos. Su periplo dio comienzo a las 9 de la mañana del pasado jueves desde el muelle de Raxó y no llegó a su casa hasta las 3.45 horas del domingo, inmortalizando por el camino paisajes y fauna, como una lechuza que se encontró nada más iniciar la carrera.