Denuncian que el calor del Provincial afecta al trabajo

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

LUZ CONDE

Auxiliares y enfermeras piden que se tenga en cuenta cómo inciden las altas temperaturas en el desarrollo de su labor

25 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

«Parece que este problema solo afecta a los pacientes y solo se piensa en ellos». Es la reflexión que hacen en voz alta auxiliares de enfermería y enfermeras que trabajan en el Hospital Provincial de Pontevedra y que este verano, como todos los anteriores, tienen que hacer su trabajo con temperaturas que dentro del centro sanitario superan muchas veces los 35 grados.

La mayoría de las consultadas por La Voz son contratadas y ponen como condición no dar su nombre para evitar consecuencias futuras. Pero acceden a contar públicamente cómo incide el calor en el desempeño diario de su actividad. Dejan claro que «hay voluntad» por parte de la dirección del Chop por mejorar la situación y dan por bueno que no existe una «solución definitiva» si realmente no se puede instalar un sistema de climatización en esa ala del Provincial. Reclaman, por tanto, soluciones temporales, como trasladar a Montecelo toda la hospitalización de Medicina Interna durante el verano aprovechando el cierre de camas.

¿Y cómo afecta el calor al desarrollo de su trabajo? «Sudamos, secamos, sudamos y volvemos a secar. Las auxiliares tienen que mover y lavar pacientes, poner cuñas y se llevan la peor parte. Y las enfermeras con solo patear los pasillos ya estamos sudando, cuando no se tiene por qué sudar», remacha una trabajadora.

Este año los sindicatos no tienen constancia de síncopes o mareos del personal debido a las altas temperaturas en el Provincial, pero sí se dieron casos anteriormente. Hay quien alude al «estrés término por calor», que es la carga de calor que los trabajadores reciben y acumulan en su cuerpo por la interacción entre las condiciones ambientales, la actividad que realizan y la ropa que llevan. «Desde luego aquí no se cumplen las propias recomendaciones del ministerio, que dicen que la temperatura en una habitación no debe bajar de 22 grados ni subir de 26», comenta otra enfermera.

El personal entiende que los estores instalados en el 2015 en todas las habitaciones y los 60 ventiladores comprados este año pretenden mejorar la situación, pero también hacen alguna matización. «Los ventiladores tampoco son muy recomendables para las habitaciones de los pacientes, de ningún tipo de pacientes, porque mueven el polvo y los microorganismos. Afortunadamente no ha habido ningún brote extraño», subrayan. El calor también se nota en la mesada donde se preparan las medicaciones de los pacientes, aseguran. «Hay una zona que no usamos porque da el sol y se pueden estropear los fármacos», añade otra enfermera.